Es
de sobra conocida la anécdota del nacimiento del rey Carlos I de España y V de
Alemania. Un 24 de Febrero de 1500 durante un baile en Gante, Juana, la madre
de Carlos, comenzó a sufrir los dolores del parto, y como no podía ponerse a
dar a luz delante de todos los invitados, salió con urgencia del salón metiéndose
en la primera habitación que encontró libre, en este caso un retrete. Así fue
como el futuro gran emperador del Sacro Imperio Germánico y de los Dos Mundos
vino al mundo.
Pues
bien, aunque parezca raro, otro gran hombre de la historia también nació en
circunstancias parecidas. Se trata de Winston Churchill. Un 30 de Noviembre de
1874 mientras se celebraba un baile en la residencia de los duques de Malborough,
Jennie Jerome, esposa de lord Randolph, al igual que Juana siglos antes, empezó
a sentirse mal dándose cuenta de que estaba a punto de tener a su hijo allí
mismo. Ante la mirada atónita de todo el mundo salió corriendo y al no
encontrar una habitación libre se metió no en un retrete sino en el
guardarropa. Así pues Churchill, el gran político que doblegó a Hitler, vino al mundo rodeado de sombreros, plumas y
abrigos de pieles.