Actualmente el
término “logia” nos trae a la mente imágenes de órdenes secretas y
conspiranoicas, en las que masones, rosacruces o templarios desean gobernar el
mundo con artes oscuras. Pero, en honor a la verdad, esa palabra no tiene nada
que ver con todas esas leyendas urbanas, ya que “logia” era esencialmente el
lugar o espacio donde trabajaban los masones (maçon significa obrero en
francés) mientras construían las catedrales en la Edad Media. Normalmente se
situaban al lado de la catedral y tenía varias funciones. En primer lugar
servía como obrador donde se guardaban las herramientas y elementos de trabajo
al terminar la jornada. También la logia era utilizada como refugio paras que
los albañiles y canteros se refugiaran para comer al mediodía y durmieran la
siesta, y sobre todo cuando hacía mal tiempo en invierno trabajar bajo techo.
Una logia era,
por tanto, una especie de casa-oficina hecha de madera o piedra en la que
cabrían alrededor 12 o 20 albañiles. Tenían mesas de trabajo y tableros donde
hacer dibujos. Incluso utilizaban el suelo de yeso para trazar esquemas y
detalles de la obra que estaban haciendo. A veces la logia también se utilizaba
como lugar donde un maestro cantero administraba justicia , fijaba las horas de
trabajo y regulaba las normas que cada operario debía seguir.