La costumbre de
enseñar el dedo índice y medio en forma de V para indicar una victoria proviene
de la Guerra de los Cien Años (1337 – 1453), en concreto de la Batalla de
Agincourt (1415). Cuenta la historia que el rey francés Carlos VI había dicho a
todo el mundo que tras la victoria les cortaría esos dos dedos a los
arqueros ingleses, como castigo por
utilizarlos para disparar contra sus tropas. Pero tras la derrota los arqueros,
que habían destacado durante la batalla al aplastar a la caballería gala,
levantaron estos dos dedos delante de los cautivos franceses queriéndoles
decirle que seguían intactos. Por eso también se le llama el “saludo del longbowman” (el longbow era el famoso arco largo inglés).