martes, 13 de mayo de 2014

EL CAPRICHOSO ORÁCULO DE DELFOS



A veces únicamente queremos escuchar lo que nos interesa, y sea por una u otra razón, no deseamos oír toda la verdad. Pues bien esto es lo que le pasó al Creso, rey de Lidia, cuando fue al Oráculo de Delfos a preguntar a la Pitia si debía o no invadir Persia y atacar con todo su ejercito al de Ciro el Grande. Nada más entrar en trance ésta le predijo el futuro en unos versos muy crípticos que decían:

Si atacas, destruirás un gran reino

Y verdaderamente que se cumplió esta profecía, pues el rey Creso destruyó un reino… el suyo propio. Ciro el Grande tomo Sardes, la capital de los lidios el 546 a. C después de catorce días de asedio. Pero esta historia todavía no había terminado pues a veces el destino, o los dioses, son bastante caprichosos ya que cuando las tropas persas estaban pasando a cuchillo a todos los habitantes de la ciudad uno de aquellos soldados se encontró con el rey Creso y, pensando que era un ciudadano más, levantó su espada para matarle, pero uno de sus hijos, que era sordomudo, le gritó en el ultimo momento:

¡Soldado, no mates a Creso!

En ese momento, el rey se acordó de que el Oráculo de Delfos fue quien también le había vaticinado que llegaría un día que su joven hijo sordomudo hablaría cuando le llegara el día más funesto de su vida. Rápidamente le pusieron unas cadenas y lo llevaron ante Ciro quien dictaminó que lo condujeran a una pira funeraria para ejecutarlo. Pero cuando los leños estaban empezando arder, cuenta la leyenda que Creso se arrepintió de todos sus males e invocó a Apolo quien derramó una lluvia torrencial apagando al momento la pira. El rey persa se conmovió tanto ante este gesto que mandó le quitaran las cadenas perdonándole la vida. Unos dicen que a partir de entonces Creso se convirtió en asesor personal de Ciro y otros en cambio opinan que le mandó exiliado, a una satrapía lejana para que expiara sus culpas.