jueves, 16 de octubre de 2014

LAS AMISTADES TRAIDORAS



El 23 de Marzo de 1369 se produjo uno de los momentos cruciales de la Historia de España. Una nueva dinastía, los Trastámara, llegaba al poder tras una cruenta guerra civil que tuvo como origen dilucidar los derechos sucesorios al trono del rey Pedro I el Cruel, y el pretendiente y hermanastro del anterior Enrique, conde de Trastámara. Éste último, parece ser,  demostró más pericia en el campo de batalla pues consiguió cercar al rey en el castillo de Montiel (Ciudad Real). Éste, viendo que no tenía ninguna esperanza de escapar, consiguió contactar con uno de los mercenarios franceses de Enrique, llamado Bertrand du Guesclin, al cual prometió una cuantiosa fortuna por ayudarle a escapar.

La tarde del 22 de Marzo el rey esperó a su aliado junto a las murallas, y cuando llegó la noche, al amparo de la oscuridad, emprendió la huida acompañado por un puñado de hombres. Pero dio la casualidad de que al pasar cerca del campamento enemigo apareció en ese preciso momento Enrique armado hasta los dientes. En un principio, puesto que habían pasado unos cuantos años sin verse, éste no reconoció a su propio hermano, pero uno de sus hombres comenzó a gritarle: “Catad que ese es vuestro enemigo”. Lo curioso es que Enrique seguía sin verlo claramente, hasta que fue el mismo Pedro quien encarándose con él le espetó a la cara: “Yo só, yo só”. Más le hubiera valido estarse callado.

Como lobos hambrientos, se lanzaron uno contra el otro enfrentándose cuerpo a cuerpo rodando por el suelo. Enrique consiguió hacerle una herida en la cara, aunque enseguida se demostró que Pedro era más fuerte y que tenía las de ganar. Cuando parecía que el pretendiente iba a morir, inesperadamente el mercenario francés agarró al rey Pedro por las piernas y lo volteo diciendo:

Ni quito ni pongo rey, sino ayudo a mi señor.

Aquello le ofreció una oportunidad única a Enrique, el cual hundió su cuchillo en el corazón de su hermano, y acto seguido le cortó la cabeza. Una traición llevó al trono a los ambiciosos Trastámara.