En 1542 el
emperador Carlos I pensó tomarse un breve descanso en la ciudad de Tarragona, precisamente en una
casa señorial del siglo XV llamada Castellarnau. Un día que estaba algo menos
estresado con sus obligaciones reales pensó dar una vuelta por la ciudad. Y cuando
llegó al mar, quedó tan extasiado por el brillo de sus aguas que pronunció la
siguiente frase: “Este es el mejor balcón abierto al mar que existe en mis
estados”. El señor de uno de los mayores imperios de la historia, no sabía que
desde ese momento se había convertido en el mejor publicista de Tarragona
porque hoy todavía se puede ver esta frase como eslogan turístico de esta
ciudad, además de haber dado nombre al mirador de la Rambla: El Balcón del Mediterráneo.