Cada año cuando
llega el mes de Abril la ciudad de Sevilla se engalana con sus mejores galas y
sus habitantes no dudan un momento en acercarse a un lugar en concreto de la
ciudad a celebrar la mundialmente famosa Feria de Abril. Sevillanas vestidas de
faralaes y jóvenes agraciados luciendo palmito recorren el Real de la Feria buscando
divertirse a base de bailes, jarana, y tapas aderezadas de deliciosa
manzanilla. Esa es la imagen típica y tópica que los forasteros tienen de la
fiesta. Pero pocos de éstos son los que saben el verdadero origen de la Feria y
cuál es el oscuro secreto que ocultan las explanadas donde se realizan.
Por ejemplo
¿sabían ustedes quiénes fueron sus fundadores? Puede pensarse que al ser una
fiesta puramente andaluza sus creadores deberían ser oriundos de aquellos
lugares. Pues no, siento decirlo. Según parece desde la Edad Media ya existía
en la ciudad y alrededores una feria de ganado, y fue en el siglo XIX cuando dos
empresarios venidos de fuera pensaron revitalizar esta feria que se estaba perdiendo
poco a poco. En 1846 José María de Ybarra, oriundo de Bilbao, y Narciso
Bonaplata, originario de Barcelona, presentaron a las autoridades de Sevilla el
proyecto de una nueva Feria que trajera lustre a la ciudad. Un año después, en
1847, la reina Isabel II dio el visto
bueno a la idea y decreto que entre el 19 de Abril y el 21 de ese mes se
celebrara por todo lo alto la Feria Ganadera de Sevilla. Ésta se celebró en el
Prado de San Sebastián hasta 1973, y a partir de entonces el Real de la Feria
se traslado al Barrio de la Tablada en el distrito de Los Remedios. En un
principio la Feria era puramente ganadera, es decir compra y venta de ganado,
pero poco a poco se fueron poniendo puestos de comida y bebida con los que
alegrar a los tratantes. Pasado el tiempo estos puestos fueron comiéndole
terreno a la venta de ganado, y aunque sus fundadores se opusieron a ello no
pudieron hacer nada por evitar que la Feria se transformara en la fiesta que es
hoy en día.
Y ahora pasemos
a un dato oscuro que a lo mejor, incluso algunos sevillanos, desconocen de la
Feria. ¿Sabían que los lugares donde se realiza han tenido mucho que ver con el
devenir de la Inquisición? Pues sí, parece ser que donde se festejaba la
antigua Feria, en el llamado Prado de San Sebastián (en donde hoy está la
Diputación de Sevilla) era una explanada donde se quemaban herejes en el tiempo
más duro de la Inquisición. Y para colmo, en donde se festeja hoy, es decir en el
Barrio de la Tablada, era otro quemadero
donde la Santa Inquisición ponía un patíbulo de tablas en el que ajusticiaba a
los pobres reos que caían en sus manos. De ahí el nombre de La Tablada.