miércoles, 20 de febrero de 2019

LOS LUDITAS: EL HOMBRE CONTRA LA MÁQUINA


La ciencia avanza que es una barbaridad,  aunque a veces, al ver como los ordenadores se actualizan a si mismos podemos sentir cierta inquietud pensando cuál será el futuro de la humanidad. Y si nosotros, seres del siglo XXI pensamos así, imagínense el terror que tuvieron que vivir muchos de los trabajadores que hace varios siglos vieron como las máquinas empezaban a adueñarse, poco a poco, de los centros de trabajo que siempre habían sido ocupados por los hombres. A finales del siglo XVIII y principios del XIX, coincidiendo con los primeros logros de la Revolución Industrial, los trabajadores ingleses empezaron a sentir cierta aversión a los nuevos inventos que llegaban a las fábricas y los campos ya que pensaban que éstos les quitaban los puestos de trabajo además de denigrarles como personas. Así pues muchos de ellos se fueron agrupando con la única intención de destrozar las máquinas o sabotearlas para dejarlas inservibles. En 1812 hubo una manifestación obrera en la ciudad de Nottingham que tuvo como colofón la quema de más de sesenta máquinas tejedoras que había en una fábrica. Estos hombres se llamaron luditas ya que tomaron el nombre de un tal Ned Ludd, que años antes de esta revuelta había quemado un taller mecánico. Los luditas consideraban que en la producción era esencial la mano del hombre y por ello siguieron destrozando cualquier tipo de máquina que ellos consideraran peligrosa para sus intereses. Aun así el movimiento fue perdiendo fuerza y en 1813 varios de ellos fueron ajusticiados por violentar la propiedad privada y provocar peligrosos desórdenes públicos. Con estos altercados parece que el movimiento ludita fue desarticulado pero no así el recelo que pueda sentir el ser humano con respecto a las máquinas.