El hombre medieval vivía efectivamente en un
mundo poblado de significados, remisiones, sobresentidos, manifestaciones de
Dios en las cosas, en una naturaleza que hablaba sin cesar un lenguaje
heráldico, en la que un león no era solo un león, una nuez no era solo una
nuez, un hipogrifo era tan real como un león. (Umberto Eco)
Ya el gran poeta
Petrarca dijo in illo tempore: “Hubo una edad más afortunada y probablemente
volver a haber otra de nuevo. En el medio,
en nuestro tiempo, ves la confluencia de las desdichas y de la ignominia”. Más claro no lo pudo dejar escrito para los
humanistas que le seguirían tiempo después. Una visión de la Edad Media (el
tiempo comprendido entre la caída del Imperio Romano y el Descubrimiento de
América o la Caída de Constantinopla, según a que historiador se consulte) como
de tiempo congelado, en el que no pasaba nada y en el que el Invierno fue
perenne hasta que llegara la primavera del Renacer Humano. A los escritores,
pensadores y científicos renacentistas esta visión denigratoria les vino muy
bien para desacreditar la época posterior y a la vez ensalzar la suya propia, y
curiosamente esa es la visión bárbara del Medievo que nos ha llegado hasta hoy
pues, por ejemplo, solo hay que ver cualquier película basada en la Edad Media
en la que el barro, las enfermedades y el mal tiempo imperaban por cualquier
lugar o camino lleno de hambrientos bandoleros sin escrúpulos, mientras que por
otro lado se nos muestran las ciudades italianas del Renacimiento bien limpias,
aseadas, con gente bien comida y sabios en cualquier esquina que descubren
continuamente las excelencias de Roma y Grecia y sus saberes olvidados o
enterrados por monjes fanáticos de siglos anteriores. En verdad que el trabajo
de publicidad denigratoria que hizo el Renacimiento fue perfecto y es por eso
que libros como el que traigo entre manos, Historia
Secreta de la Edad Media, escrito por Tomé Martínez Rodríguez nos viene bien para quitar los apolillados clichés
existentes que han sembrado una de las épocas más interesantes y largas de toda
la Historia.
Nuestro autor
establece su estudio desde lo externo a lo interno o lo que es lo mismo previamente
establece el contexto histórico en el que se movieron las gentes de aquellos tiempos
para después pasar a como era su día a día y cuáles eran las creencias y
motivos personales que les motivaban para vivir y seguir adelante. Por sus
páginas conoceremos hechos y datos ya conocidos por el gran público interesado
en las gracias de Clío, como por ejemplo los hechos de armas más típicos de la
Edad Media como fueron los choques de religiones, es decir las Cruzadas, las
invasión árabe de la Península Ibérica, los momentos álgidos de la Guerra de
los Cien Años, el comercio entre ciudades, las disposiciones de clases sociales
o andaremos a la asombra de la Santa Cruz de la mano de las ordenes monásticas más
importantes de entonces. Pero éstos serían el mero marco de una época ya
conocida y clicheada hasta el extremo, pero lo que hace interesante este buen
libro es que de estos hechos ya mencionados se desprende un halo de leyenda,
culto al héroe o a los héroes, y un interés por esa otra historia más oculta
que sin ella sería imposible conocer al 100% la Edad Media. Es por ello que
junto a los temas religiosos se desprenda lo sobrenatural tanto religioso
(reliquias, apariciones marianas, milagros imposibles de asimilar por la razón…)
como del imaginario popular, o lo que es lo mismo seres del más allá que
ayudaban o atormentaban a los crédulos de entonces; también que de los hechos bélicos
y poliorcéticos se adobe su sustancia con grandes mitos como el del Rey Arturo,
espadas de nombre eterno y e imposibles de vencer; o que se entronque de manera
perfecta la ciencia de la época con la pseudociencia
que se atesoraba en los monasterios o sótanos atiborrados de humo y secretos de
los alquimistas.
Libros diabólicos
y libros de imposible lectura. Mapas que parecen sacados de otra época y que
muchas veces no se corresponden con lugares que todavía no se han descubierto. Catástrofes
y sueños imposibles amalgamados junto con los misterios de las logias masónicas
que habitaban alrededor de las catedrales. Todo esto y más, además de lo ya
mencionado, se dan la mano en este apasionante libro en el que la historia
objetiva se complementa con la historia oscura
pero que en la Edad media configuraban un todo imposible de comprender sin
tener a mano las dos caras de esa moneda. Acero y enigmas, órdenes militares y monásticas,
secretos ocultos tras el velo del misterio y arqueología son solo algunos de
los muchísimos datos que este ensayo nos trae. Una apuesta segura para volver a
disfrutar de nuevo de la Edad Media.