El 23 de Agosto
de 1939 los ministros de asuntos exteriores alemán, von Ribbentrop, y el ruso
Molotov, firmaron el llamado Tratado de no Agresión por el que ambos países se
comprometían a repartirse Polonia entre ellos. Aun así este pacto no duró mucho
tiempo ya que cuando los alemanes invadieron la Union Soviética dos años
después ese tratado pasóa ser papel
mojado quedándose Alemania con todo el territorio polaco. Varios años después
de dura contienda, en 1945, el Ejército Rojo volvió a liberar Polonia, aunque
para ponerlo bajo una dictadura comunista, y es en ese mismo ejército donde aparece
uno de los protagonistas de esta historia, un joven oficial llamado Vasily
Sirotenko el cual se ocupó de tomar la ciudad de Cracovia. En esta ciudad había
una mina de piedra Solvay en donde los alemanes habían recluido a un gran
número de prisioneros polacos y entre ellos un grupo de dieciocho seminaristas.
Sirotenko al enterarse de la existencia de estos religiosos los llamó a su
presencia y les pregunto si había alguno que supiera traducir unos textos
clásicos en latín que había ido encontrado entre los escombros a lo largo de la
guerra y parece ser que solamente uno de
ellos, llamado Karol Wojtyla, era capaz de hacerlo. El joven oficial pensó que
el seminarista no sería muy ducho en ruso y que el tal Karol solo los
traduciría al polaco y luego le tocaría a él pasarlo a su idioma, pero cuán
grande fue su sorpresa al darse cuenta que el seminarista polaco los traducía
directamente al ruso (y es que Sirotenko desconocía que la madre de Karol era
de ascendencia rusa).
A raíz de ello y tras días de trabajar codo con codo,
nació una fuerte amistad entre ambos a pesar, incluso, de que sus superiores le
avisaban de que aquella amistad era muy peligrosa y mal vista por los
estamentos superiores. Al terminar el trabajo, se enviaron a casi todos los
seminaristas a distintos gulags siberianos de donde no regresaron. Todos menos
uno, Karol Wojtyla, el futuro papa Juan Pablo II, quien en recompensa por haber
sido tan buen traductor y por haber sido amigo de Sirotenko salvó la vida.