En la ciudad de Roma, al Oeste, más allá de las míticas siete colinas de Roma y del Campo de Marte, cruzando el rio Tíber se encuentra la llamada Colina Vaticana (en latín Vaticanus Mons). En el siglo I dicha zona estaba fuera de la ciudad y por eso fue el lugar escogido por el emperador Calígula (37-41 d.C.) para construir un circo de carreras de caballos, en una finca que había pertenecido a su madre Agripina, además de una necrópolis en donde con el tiempo se construiría la Basílica de San Pedro y se fijaría la actual Ciudad - Estado del Vaticano. Pero ¿por qué este lugar se llamaba así en concreto? Para conocer la etimología de esta colina lo primero que hay que saber es que no existe una sola respuesta a esta cuestión sino tres en concreto. La primera nos viene a decir que Vaticano es una derivación del latín vates o lo que es lo mismo “leer la buenaventura”. Se cree que en aquellos tiempos las mujeres y hombres que se dedicaban a este oficio ponían sus puestos en la orilla occidental del Tíber y que por eso a aquella colina se la conocía como “el lugar de los vates”. En cambio otros opinan que proviene del latín vate “poeta”, y que por tanto en vez de ser el sitio donde acuden los futurólogos era “el lugar de los poetas”. Y finalmente una tercera corriente opina que este nombre proviene de Vaticum, un pueblo etrusco que allí moraba y del nombre de su diosa Vatika, aunque en parte esta tercera opinión encajaría perfectamente con la primera y la segunda ya que es bien sabido que el pueblo etrusco tenía fama de ser expertos en leer los vaticinios y determinar que iba a pasar en el futuro.