domingo, 14 de agosto de 2011

LOS LIBROS PLÚMBEOS



Esta es una historia de supervivencia. El último acto desesperado por salvar un pueblo de la incomprensión y el odio. De cómo unas personas decidieron echar el todo por el todo para que la cultura morisca no desapareciera totalmente de la Península Ibérica y fuera arrastrada por los vientos del olvido. Ocurrió a finales del siglo XVI en el monte Valparaíso, lugar cercano a Granada donde se alza la abadía del Sacromonte. Dos granadinos, Francisco Hernández y Sebastián López, que andaban por aquellos riscos entraron en una cueva y descubrieron que tras unas piedras caídas había unas láminas de plomo circulares con inscripciones en latín y árabe que hablaban sobre santos martirizados en época de Nerón.

Cuerpo quemado de San Mestión mártir. Fue martirizado en tiempo del imperio de Nerón.

 Como ellos desconocían el contenido de aquellas pesadas láminas decidieron acudir el arzobispo de Granada, don Pedro de Castro, para que les dijera que eran. Éste quedó maravillado y con la venía de la ciudad prosiguió las excavaciones en busca de estos fascinantes hallazgos.

Pasado unos días sucedieron los desenterramientos y aparecieron nuevas láminas y un cuaderno con hojas circulares de plomo titulado De Fundamentum Ecclesiae que hablaban de otros santos como San Hiscio, discípulo de Santiago Apóstol e incluso sobre los tipos y formas de martirio que habían sufrido los santos. De toda la información y las reliquias que se iban sacando, hasta 1599, poco a poco un nombre empezaba a destacar por encima de los demás, San Cecilio, uno de los míticos Siete Varones Apostólicos. La historia de este santo y los demás mártires iban saliendo a la luz, y lo que más asombro a todos es que las inscripciones hablaban de un nuevo evangelio, el quinto, revelado por la mismísima Virgen María para que fuera divulgado en España. El monte de Valparaíso cambio su nombre a Sacromonte y el arzobispo edificó al lado de aquellas catacumbas una abadía para que la gente rezara en aquel lugar de culto a los mártires.

La aparición de los 22 libros plúmbeos, de unos 10 cm, fue un rayo de esperanza no solo para los teólogos cristianos sino sobre todo para la comunidad morisca que veía muy pronto la expulsión de sus ancestrales tierras. Tras la caída de Granada, seguido por los forzosos bautizos, y la enconada Rebelión de las Alpujarras (1568), el futuro de este pueblo no se veía muy claro. Aquellas láminas de plomo, que tan oportunamente habían aparecido, decían que los moriscos granadinos al igual que los cristianos viejos eran descendientes de estos mártires, como San Cecilio, y que tras la invasión musulmana se habían convertido al Islam. Los moriscos creyeron encontrar una tabla de salvación, pero incluso esto no les salvo de ser expulsados de su amada tierra en 1609.

El tiempo pasó y empezaron haber dudas si lo textos eran verdaderos. Estos Plomos del Sacromonte, fueron trasladados en 1631 a Madrid y años después a Roma donde, tras exhaustivo estudio fueron declarados falsos y heréticos por el Papa Inocencio IX, aunque, curiosamente, las reliquias si se las consideró verdaderas. Parece ser que estas láminas fueron una arriesgada apuesta por parte de la comunidad morisca, de posición alta lo más seguro, para congraciar no solo el Islam con el cristianismo sino también para evitar una futura expulsión argumentando que ellos eran verdaderos cristianos que por circunstancias ajenas a ellos cayeron en la religión ismaelita.

Después de tres centurias el Vaticano decidió devolver los libros plúmbeos a Granada en el año 2000. Actualmente esta ventana de esperanza que no prospero puede verse en esa capital andaluza para disfrute de cualquier viajero. Y curiosamente en la festividad de San Cecilio las devotas penetran en las catacumbas a probar la suerte con dos piedras, una negra y una blanca. Según creencia popular la piedra blanca ayuda a encontrar marido y la negra a librarse de él. Así que si desean probar suerte no duden en subir las siete cuestas de vía crucis y rogar al santo por su vida marital y ya puestos a degustar una rica tortilla del Sacromonte con salaillas acompañadas de habas o bacalao.