lunes, 15 de agosto de 2011

UNA OREJA BELICOSA



Corrían el año 1731. En el Caribe español continuaba el acoso de los piratas ingleses a los barcos de la Armada Española. En una de estas escaramuzas se apresó a un famoso pirata y contrabandista con Patente de Corso: Robert Jenkins. A éste se le cortó una oreja y se le conminó a comunicar al rey de Inglaterra que así se las gastaban los españoles cuando apresaban a un pirata y que si tenía valor que viniera él en persona que correría la misma suerte. Esta amenaza hizo que Jenkins, un gran patriota, fuera a la Cámara de los Comunes a comunicar dicha amenaza que, como es lógico, hirió el orgullo inglés y cabreó mucho a Su Graciosa Majestad, en este caso el rey Jorge II de Gran Bretaña. Aquí empezó lo que se llamó la Guerra de la Oreja de Jenkins.
Los ingleses mandaron una flota de 186 naves con un contingente humano de 27000 hombres a destruir la ciudad de Cartagena de Indias. Los españoles tenían un total de 6 barcos y 3500 hombres. El resultado fue que los ingleses fueron derrotados por las fuerzas mandadas por Blas de Lezo y Olavarrieta. Es una gran proeza dado que en toda la historia no se movilizaron tantos hombres y navíos hasta el desembargo de Normandía en la II Guerra Mundial.
Sin embargo, en los primeros momentos la balanza parecía inclinarse a favor de los ingleses. Un emisario fue enviado a Londres a comunicar la victoria a Jorge II. Éste, eufórico, mandó hacer una serie de medallas y monedas conmemorativas, medallas y monedas que fueron retiradas inmediatamente una vez recibido el resultado final de la Guerra de la Oreja.
Sin embargo, la cosa no quedó ahí. El orgullo patrio hispano tenía que sacar pecho de tal proeza bélica y de la humillación infligida a la Gran Bretaña. Ya en nuestros días, en la conmemoración del aniversario de la batalla de Trafalgar, la reina de Inglaterra, Isabel II, invitó a los países contendientes a rendir honores a la Armada Británica. Francia envió sus barcos y España también: un portaaviones, el Príncipe de Asturias y una pequeña fragata que llevaba una gran bandera española. Adivinan cómo se llama dicha fragata: BLAS DE LEZO.
Vamos, que a España le van a venir con Trafalgar cuando ganamos una guerra con sólo 6 barcos y una décima parte de hombres.
Por: José Antonio