Por: José Antonio
La Guerra de la Independencia española, que enfrentó a todo un país contra las tropas napoleónicas y que fue la primera gran derrota del invencible ejército francés por el heroísmo del pueblo español ha producido tal cantidad de héroes y heroínas que hace que nos preguntemos si todos los habitantes de España fueron héroes o si no es más que una falacia más de un país que perdió su grandeza en siglos anteriores y necesitaba de fabricar mitos.
La Guerra de la Independencia española, que enfrentó a todo un país contra las tropas napoleónicas y que fue la primera gran derrota del invencible ejército francés por el heroísmo del pueblo español ha producido tal cantidad de héroes y heroínas que hace que nos preguntemos si todos los habitantes de España fueron héroes o si no es más que una falacia más de un país que perdió su grandeza en siglos anteriores y necesitaba de fabricar mitos.
Nombres como el general Palafox, el general Castaños, El Empecinado, Agustina de Aragón y otros tantos han sido encumbrados al Olimpo del patriotismo hispano, todo ello aderezado, además, por la necesidad de la hagiografía franquista de ensalzar hazañas verdaderas y falsas para justificar los aires de grandeza de la raza. No obstante, la realidad fue más mundana de lo que nos han pintado.
Hoy les hablaremos del mito de Agustina de Aragón, de la mujer que con su valentía sostuvo junto a un cañón el avance implacable de los franceses y que evitó la toma de Zaragoza en el primer sitio de la capital maña.
Tras un bombardeo francés, las tropas napoleónicas habían abierto brecha en la zona del Portillo y avanzaban con el fin de penetrar en la ciudad. Agustina Raimunda María Zaragoza y Doménech, que así se llamaba, llevaba comida a su marido que se encontraba en la refriega en calidad de artillero. En estas que se encontró con un artillero moribundo con la mecha encendida para disparar uno de los cañones que defendía la zona. Agustina cogió la mecha y disparó el cañón provocando multitud de bajas a las tropas atacantes. Hizo un único disparo.
El mito y la leyenda adjudican a Agustina la responsabilidad de mantener a raya disparando el cañón a los invasores hasta que recibieron refuerzos. De ahí su heroísmo. Sin embargo, no fue así. Tras el disparo, los franceses continuaron con su ataque y fueron las tropas del general Palafox quienes hicieron retroceder al enemigo.
Un único disparo que convirtió a Agustina en el paradigma patriótico, el la mujer con redaños suficientes como para detener a todo un ejército con su valor, cuando todo fue más sencillo.
España es un país muy dado a encumbrar mitos por acciones simples o de crearlos por leyendas. Y tenemos tantos ejemplos: El Cid, Guzmán el Bueno, Francisco Pizarro, Hernán Cortés, Agustina de Aragón, y un largo etcétera. Mitos, mitos, mitos…