lunes, 24 de diciembre de 2012

NOCHE SILENCIOSA

En 1816, sin que todavía se hubieran cicatrizado las heridas de las guerras napoleónicas, Europa sufrió uno de los peores cambios climáticos de su historia. Aquel año no hubo verano y las temperaturas se desplomaron muchos grados bajo cero, congelando las cosechas y matando a mucha gente de hambre y frió extremo. La causa de esta adversidad climática hay que buscarla más allá del continente europeo y viajar hacia el Este hacia Indonesia y en concreto a la isla de Sumbawa en donde estalló el volcán Tambora que inundo a medio mundo con una nube de cenizas que tapó el sol haciendo que el mercurio descendiera más allá de lo normal.

La nieve y el viento gélido recorrían los campos y las ciudades. Nadie estaba a salvo de esta calamidad. Bien lo sabía todo el mundo y más en concreto los ciudadanos de una aldea vienesa llamada Oberndorf. Para desgracia de los aldeanos el órgano de la iglesia de San Nicolás dejó de funcionar pues se había helado y se temía que los tubos se rompieran en mil pedazos. Todos estaban tristes y desconcertados pues era imposible que una Navidad no tuviera música. ¡Y más en Austria! Es por ello que el párroco de Oberndorf, Joseph Mohr, compuso un pequeño poema y pidió al músico Franz Xaver Gruber que lo interpretara. Así pues durante la Misa del Gallo  se oyó por primera vez en la historia los acordes de Stille Nacht, reilige Nacht (Noche silenciosa, noche sagrada).

Para que Noche de Paz (como se ha titulado este villancico en España) se convirtiera en el himno oficial de la Navidad tendría que pasar algún tiempo todavía hasta que años después un coro tirolés adaptara la pieza y la interpretara para el rey de Prusia Francisco Guillermo IV. Le gustó tanto que ordenó que esta pieza se interpretara en todas las iglesias de su reino. Noche de Paz empezó a tener fama en toda Europa y pasado algún tiempo saltó el charco llegando hasta  América. Ya nadie se acordaba de su compositor original (Joseph Mohr) ni donde se oyó por primera vez (Oberndorf), pero aquel villancico, que nació de un cambio climático y que incluso se dijo que había sido compuesto por Mozart, Haydn o Beethoven, acabó por convertirse en un tesoro mundial sonando todas las Navidades en cualquier iglesia o recinto donde se interprete música navideña.

A principios del siglo XX la iglesia de San Nicolás de Oberndorf hubo de ser derribada pues había sido dañada por una inundación. En las cenizas de aquel lugar sagrado se construyo una pequeña capilla llamada Stille Nacht y se ha convertido en un enclave turístico de gran importancia, pues todos los 24 de Diciembre acuden allí cientos de personas que quieren ver el lugar original donde nació el rey de los villancicos.

Ah… y si le gustaría ver el pueblo de Oberndorf y no dispone de medios para acudir a la cita le recomiendo que enciendan su ordenador esa noche pues desde el 2002 se puede observar la ceremonia por Internet. (http://www.stillenacht-oberndorf.at/)