Si usted viaja a Salamanca por vez primera, y decide visitar su bella universidad lo más seguro es que alguien, algún salmantino o amigo que este a su lado, le proponga el típico juego de localizar la famosa rana de su portada. No les voy a desvelar donde está, solo les daré una pequeña pista: esta asociada con una calavera. No se sabe muy bien el motivo por el que el escultor decidió esculpir este anfibio en el frontal de dicha institución por lo que hay un buen numero de leyendas desde la que dice que es un símbolo de la muerte hasta la que maliciosamente apunta a que es un icono de la sensualidad y el deseo. Sea lo que fuere hay que reconocer que este añadido es todo un fenómeno en Salamanca convirtiéndose en todo un símbolo de ella. Postales, figuritas, llaveros… un negocio que revierte mucho dinero a la ciudad y que a algunos ciudadanos nunca les ha gustado. Ya lo dijo el insigne Unamuno:
No es lo malo que vean la rana, sino que no vean más que la rana
Pero en nuestra geografía existen más añadidos que llaman la atención del viajero y que curiosamente no corresponden con la época en que fue esculpida la catedral o institución centenaria. A estos añadidos se les puede considerar como ooparts, término inglés que significa “objetos fuera de su tiempo”. Algunos son asombrosos mientras que otros son simplemente homenajes a algún ciudadano ilustre de la ciudad. Si volvemos a Salamanca, en concreto a su Catedral Nueva podemos ver cerca del suelo, en la Puerta de Ramos nada más ni nada menos que a un astronauta, con traje espacial y escafandra que parece flotar por el pétreo juego floral de la catedral. Esta aparición es bastante reciente ya que fue esculpida en 1992 en la restauración acometida por Miguel Romero.
La mayoría de estas apariciones tienen su origen en pequeñas bromas que los canteros y restauradores hacen a la población ya sea por perpetuar su nombre en la historia del monumento o por atraer el turismo. Aun así en otra iglesia española se añadió un motivo más: la pasión futbolística, pues en Trujillo, en la hermosa iglesia de Santa María la Mayor el cantero Antonio Serván apasionado seguidor del Athletic Club de Bilbao, esculpió el escudo de su escudo en 1972.
Un oopart puede ser cualquier cosa. Depende de la imaginación y humor del escultor. Fíjense que algunos han querido “modernizar” los motivos sacros de su trabajo, ya que por ejemplo en 1996 en la catedral de Calahorra, entre los ornamentos de su fachada renacentistas aparece ¡un teléfono móvil! Pero otras veces estas inclusiones se hacen desde el respeto y como homenaje a alguna persona de la ciudad, como en la catedral de San Antolín de Palencia. Esta escultura parecida a una gargola fue labrada en los años 20 del siglo pasado por el arquitecto Jerónimo Arroyo que quiso dejar para la posteridad la imagen del palentino José Sanabria el cual fue un importante fotógrafo que se dedicó a dejar constancia a base de fotografías de las maravillas arquitectónicas de la ciudad. Y allí esta, mirando pétreo asombro el ir y devenir de su amada Palencia, por los siglos de los siglos.