Como muchos de los jóvenes de todos los tiempos, Mozart estaba obsesionado con los culos. Pero no solo el de las jovencitas, sino cualquiera, el suyo propio o el del vecino. Esta fijación “anal” se puede ver en algunas de sus composiciones. En 1782 dedicó varias obras al culo, como por ejemplo el canon en sí bemol con un coro a seis voces llamado Leck mich im arsch (lámeme el culo). Si seguimos esta composición her Mozart abunda en las descripciones soeces como cuando dice “Tres chupan más que dos… ¡vamos, probadlo!” Incluso meses después insistió en el tema con otra composición títulada Leck mich den arsch fein recht schön sauben, o lo que es lo mismo “lámeme el culo hasta dejarmelo bien limpio”.
El doctor Benjamín Simkin, además de observar en su libro El trastorno escatológico de Mozart una clara veta de coprofilia (fetichismo o fijación en el ano y las heces) en el salzburgues, también cree que el músico sufría el síndrome de Tourett pues en él era evidente un buen numero de tics diarios, una evidente coprolalia o emisión de tacos e insultos y cochinadas no solo en su forma de hablar diaria sino también en su correspondencia cotidiana, y una curiosa manía de repetir continuamente sonidos que acababa de oír (ecolalia) Además de una demostrada ludopatía en la que noche tras noche perdía auténticas fortunas conseguidas a base de crear sublimes y sobrenaturales composiciones musicales.