miércoles, 12 de junio de 2013

LA INGENUIDAD DE CARLOS IV

Un buen día estaban almorzando el rey Carlos III con su joven hijo el futuro Carlos IV, cuando entre plato y plato surgió el siguiente tema de conversación: la ligereza y decadencia de las costumbres. El rey se quejaba continuamente de lo descocadas y ligeras que se habían vuelto las mujeres de su tiempo, no como las de antes que sabían respetar la autoridad del marido. Así estuvo un rato divagando, cuando de improviso su hijo comenzó a reírse y a tildar a su padre de ingenuo. El monarca, extrañado ante esta salida, le pregunto que qué le movía a tal hilaridad. Su hijo, todavía secándose las lágrimas le dijo:

Los únicos maridos que pueden tener la certeza de que sus mujeres no les engañan son los príncipes porque ¿dónde van a encontrar sus esposas hombres de mayor excelencia que los hijos de un rey?

Carlos III atónito ante la ingenuidad de esta declaración solo pudo decirle:

¡Pero qué tonto eres, hijo mío!