martes, 25 de junio de 2013

TIERRA DE CONEJOS

El origen de la palabra España hay que buscarlo, si retrocedemos en el tiempo, en el nombre latino Hispania, que a su vez viene de la raíz fenicia is-spn-ya, es decir, “tierra de conejos”, o más en concreto de damanes que eran una especie de conejos provenientes del Norte de África. Parece ser que los fenicios nada más desembarcar en la costa lo primero que vieron fueron un gran número de estos animales, mirándolos con grandes orejas enhiestas, y como tampoco era cuestión de organizar un debate sobre como llamar a la nueva tierra descubierta optaron por bautizarla con el nombre de lo primero que vieron: conejos.

Los romanos, prácticos como eran, prefirieron rebautizar a su nueva conquista latinizando la palabra fenicia, pasando de tierra de conejos a Hispania. Esta nueva denominación fue recogida por escritores latinos como Plinio el Viejo, Catón o Cátulo que algunas veces llaman a Hispania “Terra Caniculosa” (es decir, de canículos: conejo) Incluso han aparecido monedas romanas en la que se observa en una de sus caras una dama altiva con un conejo a sus pies. San Isidoro además creía que los fenicios llamaron Ispaní a la zona de Sevilla y que por eso, posteriormente, los romanos la rebautizaron como Híspalis.

Todos los historiadores están de acuerdo en que el origen del topónimo España es fenicio pero existen estudiosos que creen que la palabra is-spn-ya tiene otro significado. Por ejemplo Cándido Maria Trigueros en 1767 opinaba que este vocablo fenicio no tenía nada que ver con conejos sino que venía a significar “Tierra del Norte” pues los fenicios al bordear África se encontraron la Península al Norte de sus embarcaciones. Hay incluso algunos que dicen que is-spn-ya viene a decir “Tierra de Metales”, es decir nada de conejos ni de puntos cardinales, pues spy es la raíz de la palabra span que significa batir metales. Y finalmente hay quienes creen que el origen de esta palabra es más literario y proviene de la antigua mitología ya que uno de los hijos del mítico Hércules se llamaba Híspalo quien a su vez tuvo un hijo llamado Hispano.

Conejos, barcos norteños, espadas legendarias, dioses eternos… todo una mezcla de sueños e ideas para llamar a una de las tierras más fascinantes que ha dado la Historia.