Giovanni
Torriani (1500-1585) era originario de Cremona (Italia) y desde muy joven
destacó como artista reputado en distintas áreas como por ejemplo la ingeniería
y relojería. Sus grandes dotes pronto llamaron la atención en las distintas
cortes de Europa, así que siendo todavía muy joven fue llamado a España por el
emperador Carlos V el cual le hizo Relojero de la Corte. Entre sus ingenios
destaca una máquina que subía y bajaba el agua del Tajo a la ciudad de Toledo,
evitando de este modo el tedioso transporte del líquido elemento a lomos de
mulas o personas. Esta máquina tenía como contrapesos cuatro grandes columnas
llamadas Los Juanelos que medían 11
metros, 1, 45 de diámetro y pesaban alrededor de 54 toneladas.
Con el tiempo
esta ingeniosa maquina desaparecería quedando en tierra los Juanelos, pudriéndose
al aire libre. En un principio fueron llevados a Sonseca pero finalmente
acabaron en la localidad de Nambroca, hasta 1940 que se pensó en llevarlos a
adornar la Basílica del Valle de los Caídos que en esos momentos comenzaba su
construcción. El transporte de aquellos titanes de piedra fue muy costoso
debido al peso y a sus enormes dimensiones, por lo que cuando llegaron al Valle
de los Caídos Los Juanelos no pudieron entrar en la Basílica abandonándose de
este modo el proyecto. Se pensó en llevarlos de nuevo a Nambroca pero viendo lo
dificultoso del transporte estas columnas fueron puestas en vertical en 1953 en
la carretera de acceso al Valle de los Caídos en una zona llamada La Solana.