La profecía más
espectacular sobre la muerte de Alejandro Magno la encontramos en la obra del
Pseudo Calistenes Vida y Hazañas de
Alejandro. En ella vemos al inmortal macedonio que en un remoto lugar de la
India se adentra, acompañado de un sacerdote, en el santuario de los árboles
parlantes del Sol y de la Luna para saber qué le deparará el destino, pero en
vez de decirle las glorias que le quedan por alcanzar solamente le profetizan
su muerte de la siguiente manera:
Tras la plegaria de ritual avanzó Alejandro
en compañía del sacerdote y, poniendo su mano sobre el tronco del árbol, le
preguntó si ya estaba en el último año de su vida. Surgió el sol y, cuando el
resplandor alcanzó la cima del árbol, se oyó decir con voz clara: “Ya están
cumplidos los años de tu vida y no vas a volver ante tu madre Olimpia, sino que
vas a morir en Babilonia. Poco tiempo después también tu madre y tu mujer
morirán brutalmente a manos de los tuyos. Ya no inquieras saber más sobre esto”.
Alejandro, como es natural, salió del santuario muy triste, sin ganas ya de conquistar el horizonte, por lo que emprendió el camino a Persia donde murió poco tiempo después.