Un caluroso día
de Agosto de 1901, dos damas americanas, Anne Moberly y Eleanor Jourdain, que
estaban haciendo un tour por París, decidieron visitar el magnífico Palacio de
Versalles. Mientras paseaban por sus bellos jardines, de pronto se toparon con
un hombre vestido de forma curiosa, pues llevaba capa y sombrero de ala ancha y
cuando ellas le pidieron que las dejara pasar, él les hizo una divertida
reverencia dejándoles paso franco. Sin reponerse de la sorpresa que les había
causado aquel pintoresco hombre, que en su momento creyeron un actor contratado
por el patronato de turismo francés, de pronto se quedaron maravilladas al ver
cerca de una fuente a una mujer que vestida de época parecía mirar al horizonte
a la vez que dibujaba unos bocetos en un cuaderno. Anne y Eleanor estaban
encantadas con el espectáculo ya que por todos los lados veían pasear entre
risas a gente igual de despreocupada y a otras subir y bajar de carruajes
bellamente decorados.
Aquel ambiente
era maravilloso, y cuando dejaron los jardines, al salir del palacio le dijeron
a un vigilante que querían darle la enhorabuena al encargado por el fantástico
espectáculo que tenían para los turistas. El vigilante las miró algo extrañado
y les comentó que nunca habían tenido ese tipo de recreos. Ellas, aun así, le
describieron todo lo que habían presenciado, y le decían que habían visto gente
vestida de época salir y entrar por tal o cual lugar, pero su interlocutor
empezó a sentirse algo molesto pues creía que aquellas damas americanas se
estaban riendo de él ya que le hablaban de edificios y puertas que hacía tiempo
o bien habían dejado de existir o nunca habían sido abiertas.
Fue en ese
momento cuando Anne y Moberly se dieron cuenta que en algún momento habían
viajado temporalmente al siglo XVIII y se habían adentrado en el mundo
despreocupado de antes de la Revolución Francesa. En 1911 escribieron un libro An Adventure en el que ambas narraban su
increíble experiencia, pero nadie las creyó. Pero se sabe que tres años antes
de que se publicara este libro, cerca de Versalles vivía la familia Crooke,
quienes tenían una terraza desde la que se veían los jardines y aseguraban que
de vez en cuando creían haber visto una bella mujer que dibujaba el horizonte…
… ¿tal vez era
Maria Antonieta?