Al español se
traduce como Fajín de las mil puntadas,
o Puntadas de las mil personas. Según
la tradición japonesa cada hombre que tenía que acudir a la batalla debía
recibir de su esposa, amante, hermana, madre o hija una faja que le diera
fuerza y seguridad en el combate para repeler las espadas o balas enemigas. El
Sennin-bari es una tela alargada de seda
o algodón blanco que se confeccionaba de la siguiente manera: la mujer que
regalaba el fajín debía colocarse en la esquina de su casa o del templo y pedir
a cada mujer que pasara por allí que le diera una puntada de seda roja a la
tela. Hasta un número de mil. Incluso había algunas que en vez de utilizar seda
roja cogían uno de sus cabellos y con él hacían la puntada.
Además también
se cosía el nombre del receptor, alguna frase de ánimo y algunas veces también
se le añadían monedas de cinco yenes para que le diera suerte, pues el cinco
esta por encima del cuatro que en la numerología asiática este último representa
la muerte. Cuando la tela ya tenía las mil puntadas se le añadían a los lados
unos hilos fuertes de algodón que servían de cierre. Los guerreros, aunque
pensaran que aquel fajín no les salvaría de una muerte segura, lo llevaban con
orgullo y nunca lo mancillaban pues sabían que en cada puntada llevaban el
recuerdo de sus seres queridos que esperaban volver a verlo pronto.