miércoles, 5 de marzo de 2014

EL CIELO AL REVÉS



En Nueva York, en el número 15 de la Avenida Vanderbilt, entre las calle 42 y Park Avenue se encuentra la Grand Central Terminal o Grand Central Station. Además de ser la estación de ferrocarril de la ciudad también es una auténtica maravilla arquitectónica efectuada a la limón por dos despachos de arquitectos, Reed and Sterm y Warren and Wetmore. Comenzó a construirse en 1903 y se tardó alrededor de diez años en terminar la obra, en 1913 costando al erario público unos 80 millones de dólares (de la época). En la actualidad existen tiene 123 vías y el volumen de personas que pasean por su bello vestíbulo se calcula en unas setecientas mil al día. Cuando visiten la ciudad no hay que olvidar ir allí pues gozaran con, por ejemplo, la impresionante fachada Sur esculpida por el escultor francés Coutan; el precioso reloj de Tiffanys de casi cuatro metros de diámetro; o la espectacular joya modernista del techo del Oyster Bar, una impresionante bóveda efectuada por el valenciano Guastavino.

Pero una de las cosas que más llama la atención de esta Estación Central es el techo del Hall Vanderbilt que decora el interior del vestíbulo. Se le llama así debido a que los Vanderbilt son los propietarios del edificio. El techo está decorado con una pintura de 1.100 metros cuadrados, obra del francés Paul Cesar Helleu que representa las constelaciones en plena noche. Lo curioso es que no hace mucho un grupo astrofísicos hizo un estudio este impresionante techo y llegaron  a la conclusión de que todas las constelaciones están colocadas al revés, concluyendo que el pintor galo no tenía mucha idea de estrellas y como estaban repartidas en el cielo. Pero, como parece que el mismo edificio se defiende solo, rápidamente la familia Vanderbilt comunicó que el pintor lo había hecho adrede a petición de sus antepasados los cuales quisieron que se colocaran de esta forma ya que representa la visión que tiene Dios de las constelaciones desde su trono más allá de los cielos.