¿Sabías que hubo
un tiempo en que contratar un abogado te podía salía gratis? Esto ocurrió en la
antigua Roma, cuando se promulgó la Ley Cincia que prohibía a los
abogados percibir dinero alguno por ejercer su trabajo. Pero esta ley tenía
trampa ya que éstos para no morirse de hambre recibían bajo túnica unos regalos
llamados honorarios. Pasado un tiempo esta ley fue sustituida por otra en la época de Claudio por la se establecía
que los abogados podían volver a conseguir dinero de sus defendidos aunque con
un tope salarial de 10.000 sestercios. Incluso se sabe que con Trajano se
obligó a que los litigantes juraran que no habían recibido más dinero que el
establecido por la ley.