El origen de
esta expresión hay que buscarlo en la época de los Austrias. Hoy en día la zona
de las Cavas en Madrid es un lugar lleno de bares y restaurantes, y al igual
que ahora entonces ésta era la tónica general en la famosa Cava Baja. Parece
ser que en 1579 un grupo de soldados acudieron a un mesón a beber y comprar
unos pellejos de vino. Este local estaba regentado por una mujer llamada María
Morena, esposa de Alonso de Zayas, quien ante el poco dinero que le ofrecían
los milites por el caldo, se negó a venderles los cueros requeridos. Entonces
éstos se pusieron gallitos y quisieron irse sin pagar nada, pero desconocían
como era la mesonera, quien sin decir nada, muy tranquila ella, agarró una
silla y con todas sus fuerzas acabó partiéndosela en la cabeza a uno de los
soldados. Sin tiempo para reponerse se organizó una trifulca tal que no hubo
mobiliario que no se rompiera ni cliente que no saliera con algún diente de menos
o hueso fracturado. Sin embargo los peor parados no fueron los soldados,
quienes acabaron en el hospital más cercano, sino los propios propietarios del
mesón los cuales fueron procesados por las autoridades. Con el paso del tiempo
esta batalla dio paso a una expresión coloquial, armarse la marimorena, que viene a significar el como de algo que
parece minúsculo se puede organizar una gran confrontación y lucha.