Los médicos
desde la Edad Media y hasta el siglo XIX creyeron que el llamado tarantismo era sencillamente una
enfermedad producida por la picadura de una tarántula que se adueñaba del
cuerpo humano produciendo en el paciente un estado tal histeria que no paraba
de retorcerse sobre si mismo. A este mal lo llamaron así debido a que en la
ciudad de Tarento (Italia) inventaron un curioso sistema para curar esta
enfermedad consistente en un baile frenético (la tarantela) que el paciente
debía ejercitar durante horas. En España los médicos, en cambio, recomendaban
otro tipo de bailes como el fandango o las seguidillas. Cuando veían que el
paciente caía rendido, apagaban la música y los galenos aprovechaban para
relajar el cuerpo mediante una serie de ungüentos. Aunque debido a esta
práctica mucha gente perdió la vida en este baile mortal.
Actualmente se
sabe que el tarantismo es una enfermedad psicológica que nada tiene que ver con
las tarántulas, y que mayoritariamente está producida por un estado de histeria
convulsiva. Un ejemplo de tarantismo asociado con el baile lo encontramos en
1374 en la aldea alemana de Aachen. Allí se reunieron una muchedumbre de
lugareños que sin previo aviso se pusieron a danzar de manera alocada, todos a
la vez. No pararon de saltar y brincar hasta caer exhaustos y contusionados.