miércoles, 14 de enero de 2015

LA GRAN NIEBLA DE 1952



Una de los grandes inconvenientes de la Revolución Industrial ha sido el alto nivel de contaminación que se produce en muchas de las ciudades del planeta. Esta polución puede acarrear graves problemas de salud en los ciudadanos, e incluso llevarlos a la muerte sobre todo a personas que tengan problemas respiratorios. El caso de contaminación atmosférica más mortífera que se ha conocido hasta ahora  se produjo a mediados del siglo XX en las Islas Británicas, en concreto en Londres. Se trata de la Gran Niebla de 1952. A principios de Diciembre de ese año, llegó del norte un frente frio tan crudo que obligó a los londinenses a quemar grandes cantidades de carbón en masa para evitar morirse de congelación. La pega es que debido a las graves carestías que existían debido a la posguerra, la gente utilizó carbón de mala calidad, rica en azufre creando un enorme humo negro que terminó fusionándose con la típica niebla londinense (fog).
Esta niebla era tan densa que obligó a las autoridades a clausurar el tráfico de la ciudad para evitar accidentes  y cerrar las salas de cine y conciertos ya que además de que las personas casi no las podían encontrar, la niebla que se colaba por debajo de las ventanas o puertas impedía ver el espectáculo.  Al principio se pensó que esta era una neblina algo atípica pero pasadas las semanas los médicos descubrieron que habían muerto ya 4000 personas, y al finalizar esta rareza atmosférica  el número total de fallecidos sumó un total de 8000, en su mayoría debido a graves problemas respiratorios a los que se había añadido la gran polución habida.