viernes, 6 de febrero de 2015

UNA BESTIALIDAD DE EXPERIMENTO



En  1931 al psicólogo estadounidense Winthrop Niles Kellogg se le ocurrió la fantástica idea de adoptar un chimpancé y criarlo junto a su hijo Donald de diez meses para comprobar de este modo cómo sería la evolución de un ser humano junto a un mono. Fueron pasando los días y los meses y al psicólogo le llamó la atención que Gua, que así se llamaba el bebe chimpancé, aprendiera antes que su propio hijo a comer con cuchara y dejar pronto de mojar los pañales, y que en cambio Donald, a los cuatro meses, solo imitara los malos hábitos de su hermanito y solamente emitiera gruñidos para pedir comida, lamer los alimentos que se caían al suelo, mordisquear los zapatos de su padre, e intentar agarrar  las cortinas para columpiarse. Winthrop pensó que aquellos actos solo serían una fase en el crecimiento de ambos, pero pasado un año y medio, que es cuando un ser humano ya debe haber  aprendido medio centenar de palabras, Donald solo pronunciaba correctamente seis. Así pues cuando un día el psicólogo descubrió ya solo emitía sonidos y chillidos incoherentes decidió cortar de inmediato el experimento ya que su hijo estaba en proceso de animalización.