El político y
primer ministro entre 1916 y 1922, David Lloyd George, a diferencia de muchos
de sus compañeros del Parlamento provenía de una familia muy humilde. Parece
ser que de pequeño iba a vender al mercado la leche de sus cabras montado en un
carromato tirado por un simpático burrito. Y cuando años después uno de sus
adversarios políticos le recriminó este hecho diciéndole “¿Qué se hizo de aquel
carro y de aquel burro?” , David, con una sonrisa, le contestó: “El carro lo
vendimos y el burro… ¿cómo has conseguido acabar hablando?”.