domingo, 3 de mayo de 2015

LOS ÉQUINOS DE NAPOLEÓN BONAPARTE



En 1800 Austria estaba a punto de conquistar el norte de Italia, algo que Napoleón Bonaparte quería impedir a cualquier precio. Por ello, emulando a su idolatrado Aníbal organizó un ejército de circunstancias, y a la velocidad del rayo atravesó los Alpes por un lugar que el ejército austriaco no creía posible: El Paso del Gran San Bernardo. Esta decisión tan arriesgada tuvo como consecuencia que Napoleón consiguiera una victoria aplastante contra sus enemigos en la batalla de Marengo (14 de Junio de 1800). Tiempo después el gran pintor Jacques-Luis David inmortalizó tal proeza en su cuadro Napoleón cruzando los Alpes, del cual hizo hasta cinco versiones entre 1801 a 1805 para decorar distintos palacetes en los que solía morar el Gran Corso. En esta obra observamos a un joven Bonaparte en la flor de su juventud, que monta sobre un brioso semental llamado Marengo (de ahí el nombre al color gris marengo) mientras conduce a su ejército a la victoria. El cuadro en sí es una obra maestra pero, desgraciadamente, es ante todo una imagen propagandística de primer orden, ya que no tiene nada que ver con la realidad pues Napoleón Bonaparte no atravesó los Alpes a lomos de ese caballo (cosa harto difícil de realizarse), sino a lomos de un humilde y seguro mulo guiado por un campesino llamado Pierre Nicholas Dorsaz. Los caminos por el Paso del Gran San Bernardo son estrechos, traicioneros y en muchos casos están helados. Por tanto es más seguro traspasarlos a lomos de un animal de confianza. Se sabe que incluso este hombre no solo guió al ejército francés sino que en una ocasión también salvó a Napoleón de caer desde lo alto de un desfiladero. Esta escena fue representada años después, de manera más realista, por otro pintor llamado Paul Delaroche el cual puso sus pinceles al servicio de uno de los más fervientes coleccionistas de objetos napoleónicos: Arthur George, tercer conde de Onslow.

Pero no nos hemos de olvidar de que aunque David pintara un cuadro de corte idealizado el caballo de Napoleón Bonaparte, en verdad, sí se llamaba Marengo. Se trataba de un auténtico caballo de raza al cual no le asustaban los cañones durante el combate. Se lo habían traido desde Egipto en 1800, y aunque no era muy alto, sí que era fuerte y aguantaba muy bien el ritmo de las largas marchas. Este caballo tan imponente también fue muy longevo ya que vivió hasta 35 años, y se sabe que tras la batalla de Waterloo fue atrapado por los soldados británicos. Actualmente se puede ver su esqueleto en el museo militar National Army Museum en Sandhurst , Londres.