sábado, 26 de marzo de 2016

¿CUÁNDO SE CREÓ EL MENÚ DEL DÍA?



Nos cuenta Benito Pérez Galdós en su obra Montes de Oca, que a mediados del siglo XIX las fondas madrileñas comenzaron a ofrecer a sus clientes un tipo de menú más económico a precio fijo y que esto se popularizó de la noche a la mañana. Pero si queremos saber cuál es el origen directo del famoso menú del día que solemos consumir cuando comemos fuera (a no ser que nos sobre el dinero y tiremos de carta sin mirar el precio) no hemos de remontarnos muchos años atrás sino a una medida impuesta por el Ministerio de Información y Turismo alrededor de los años 60 del siglo XX y que tenía como fin atraer al turismo que empezaba a atestar nuestras ciudades y playas atraídos por la oferta del sol y folclorismo tan típico de la época del desarrollismo. En 1964 este ministerio creo el llamado Menú Turístico que por un lado volvía a fijar el precio único en los menús y que además recomendaba que los platos se sirvieran de la siguiente manera: en cuanto el cliente se sentaba en la mesa, el camarero, de forma diligente y rápida, debía ofrecerle unos entremeses, seguido por un primero compuesto de sopa o crema; un segundo, más fuerte, a base de carne y pescado acompañado de una guarnición de patatas o verdura; y finalmente un postre de fruta, dulce o queso. Y todo ello regado con agua, vino y cerveza. El café era optativo, y a veces era incluido en el precio, junto con el pan, o se cobraba aparte. Como se verá muy parecido al de ahora.

Este primer borrador ministerial también sugería que los platos ofrecidos debían ser típicamente españoles, como por ejemplo la paella, la tortilla de patatas, el cocido madrileño, la fabada asturiana… y así una variada gama de alimentos patrios. Además el local tenía la obligación de poner el cartel del menú turístico a la entrada para que fuera bien visible no solo por los turistas sino también por cualquier persona que quisiera aprovecharse de este precio. Como se puede ver, la idea no era mala  pero al principio este tipo de oferta no tuvo mucho éxito ya que algunos restaurantes no ponían este tipo de menú dentro de la carta e incluso había gastrónomos o personas mal intencionadas que decían que era un producto destinado a los pobres de pedir y que solamente ofrecían alimentos de mala calidad. Es por ello que al año siguiente el gobierno tuvo que sacar una nueva ordenanza, más completa, en la que, por un lado, se desmentía que este menú era de pobres, y por otro lado obligaba a los locales a poner dentro de la carta la opción de menú turístico. Se fijaron definitivamente los precios (no como ahora) desde 50 pesetas para los restaurantes de cuarta clase hasta 250 para los de lujo. Con el paso de los años la gente empezó a llamarlos menú del día, y así hasta el día de hoy en el que podemos ver los típicos carteles ofreciendo este servicio en la gran mayoría de locales de nuestras ciudades.