sábado, 3 de junio de 2017

EL SÍNDROME DE ESTOCOLMO



El 23 de Agosto de 1973 un ex presidiario llamado Jan Erik Olsson junto con otro cómplice conocido como Clark Oloffson se personaron en la sucursal Kredinbanken de Estocolmo (Suecia) con la idea de robar el banco y llevarse un buen botín. Pero lo que empezó como un simple robo acabó siendo toda una odisea tanto para los atracadores como para la gente que estaba dentro del banco. Esto se debió a que precisamente se les había ido a ocurrir atracar la sucursal donde los policías cobraban sus nominas al día siguiente. Así pues en cuanto se enteraron en comisaria de lo que estaba ocurriendo sitiaron el recinto con gran prontitud. Nunca se había visto a los policías acudir tan rápido a liberar el banco. En cuanto llegaron allí rodearon el lugar e impidieron que Jan y Clark pudieran huir con el dinero. Esta situación produjo que secuestraran a tres mujeres y un hombre que se hallaban dentro y amenazaran con matarlos si no les dejaban salir.

El secuestro duró en total cinco días, pero lo que más llamó la atención a los policías que detuvieron a Jan  y Clark fue que los propios rehenes, en vez de estar enfadados con su captores, se pusieran de parte de ellos. Una le dió unos besos a Olsson e incluso después se negaron a testificar contra ellos. Esta actitud no pasó desapercibida a la población, sobre todo al criminólogo y psicólogo Nils Bejerot el cual estudió detenidamente el caso y le puso el nombre de Síndrome de Estocolmo. En resumidas cuentas este síndrome nos habla de cuando una víctima de secuestro o abuso simpatiza y siente gratitud hacia su propio secuestrador o maltratador.