Cuando hablamos
del término Pornocracia no nos estamos refiriendo a ningún título de una
película del género pornográfico sino concretamente a una época de la historia
del papado ocurrida entre el gobierno de Sergio III (904) hasta la muerte de
Juan XII (964). La culpa de que a esta parte de la historia se la llame así
hemos de atribuírsela al erudito Cesare Boronio quien no solo la denominó de
este modo en sus Anales Eclesiásticos
sino que también la motejó como de Saeculum
Obscurum (Siglo Oscuro) o Normas de
las Putas.
¿Quiénes eran
estas supuestas “putas”? Para saberlo antes hemos de remontarnos a la Alta Edad
Media. En aquellos tiempos era normal que al papa se le eligiera o bien por
influencias de los nobles o por imposiciones, asesinatos, complots… Pues bien
en este caso que nos ocupa pasó algo parecido. A la muerte de León V (903), el
cual había sido apoyado por la familia Spoleto y un primo de aquella facción
llamado Teofilacto, eligieron como nuevo pontífice a Sergio III (904 -911),
quien en agradecimiento por su elección no tuvo otra idea que nombrar al tal
Teofilacto como la persona que se encargaría de las finanzas de Roma, y a su esposa
Teodora como senatrix (senadora) o serenissima vestatatrix. Y tanto ardor
tenía ésta en ayudar a Sergio III que no dudó no solo en aconsejarle en su
despacho sino incluso en meterse en la cama con él y desde ahí seguir
utilizándolo como marioneta para alcanzar sus ambiciones. Y no solo eso sino
que incluso Mazoria, la joven hija de Teodora, también fue llevada al tálamo
papal para que éste colmara sus apetitos carnales. De estas relaciones tan
turbias tuvieron un hijo llamado Juan (futuro Juan XI)
Como se puede
ver tanto Teodora y Mazoria se habían convertido en las verdaderas jefas de Roma.
Ellas solas lo cocinaban y ellas mismas se lo comían. Tanto poder tenían que
hasta se arrojaron el derecho de elegir a los tres papas siguientes: Anastatius
III (911 -913), Lando (sólo duró unos meses), y Juan X (914). Cuando en 916
muere Teodora, Mazoria sigue sus pasos y elige otros tres nuevos papas: León VI
(928), Esteban VII (928-931), y finalmente Juan XI (931 – 935), el cual era el
hijo habido con el papa Sergio III. Mazoria poco a poco empezó a demostrar que
era más ambiciosa que su madre y por tanto el título de hacedora de papas
empezó a quedársele pequeño. Ahora quería ser reina. Así pues cuando murió su
segundo marido, Guy de Toscana, quiso casarse con su cuñado Hugo de Arlés, a la
sazón rey de Italia. Para ello solamente tenía que convencer al papa de que
anulara el matrimonio de su prometido y, claro está, como era su propio hijo
por aquí no tuvo ningún problema. Pero el gran escolló lo encontró en su hijo
Alberico II, hijo de su primer matrimonio con Alberico I, quien se negó
rotundamente a los esponsales. Es por ello que cuando se produjeron en 932 éste
se rebeló y no contento con expulsar a
Hugo de Roma acabó encarcelando a su madre y al papa Juan XI en el castillo de
Sant'Angelo. Allí permanecerá hasta que Alberico II murió donde fue trasladada
hasta un monasterio donde falleció en 955. Como colofón decir que a su hijo también
se le conoce como “el hacedor de papas” porque hasta su muerte en el 954 siguió
eligiendo a los que él deseaba. De tal palo tal astilla.