sábado, 28 de octubre de 2017

LA HORMIGA QUE VENCIÓ AL LEÓN



Ricardo I de Inglaterra (1157-1199) es uno de esos personajes en donde la leyenda y la verdad histórica se entroncan creando uno de los seres más icónicos que han existido en el imaginario público. Fue un  rey de lo más espectacular pues siempre o estaba batallando o se hallaba envuelto en alguna aventura sin fin. Pero es que hasta su muerte fue de lo más curiosa. Después de volver de la Tercera Cruzada estuvo enfrentado con el rey francés Felipe II quien intentaba quitarle  sus posesiones en Francia. Al rey inglés le iba bastante bien en aquella contienda, pero su buena suerte se acabó cuando llegó hasta el castillo de Châlus-Chabrol. El 25 de Marzo de 1199, mientras Ricardo inspeccionaba los exteriores del castillo, un ballestero le disparó una flecha con tan buena puntería que le acertó entre el hombro izquierdo y el cuello. La extracción de la flecha se complicó y eso le llevó a contraer gangrena. El rey estaba sentenciado. Antes de morir mandó llamar a su presencia al ballestero que le había disparado, y ante la sorpresa de todos se pudo comprobar que el regicida era solamente un niño el cual había disparado desde la muralla con la idea de vengar a su padre y a dos hermanos que el propio rey había asesinado. Ricardo le perdonó y como último acto de piedad le dijo lo siente: “Continúa viviendo y por mi recompensa contempla la luz del día” Después de lo liberó (aunque otros dicen que al rato lo mataron) además de darle 100 chelines como recompensa. Tiempo después fueron los propios cronistas medievales quienes al narrar de manera dramática lo sucedido dejaron escrito que fue una simple hormiga quien derrotó al león.