"Había viajado a España con el proyecto de
escribir artículos periodísticos, pero ingresé en la milicia casi de inmediato,
porque en esa época y en esa atmósfera parecía ser la única actitud concebible.
Los anarquistas seguían manteniendo el control virtual de Cataluña, y la
revolución estaba aún en pleno apogeo…"
En mi mesa de
trabajo, junto al ordenador en donde escribo y apoyado sobre unos libros tengo
varias fotografías de la Guerra Civil Española. Todas ellas en blanco y negro o
sepia, mostrando mujeres que miran al cielo por los bombardeos u hombres
saltando de trinchera en trinchera buscando zaherir al enemigo, o más bien al
hermano que está al otro lado y que antes era buen vecino de charla en el
casino provinciano. Una de estas instantáneas siempre me llama la atención.
Está un poco estropeada y su color tiende a amarillear, pero en ella se observa
a un grupo de milicianos, en fila, dispuestos a ir al frente a luchar contra
los fascistas. Y aunque es meramente una copia del original en ella destaca un
soldado entre los demás, alto, muy alto y que no parece encajar en aquel grupo.
Se trata de un joven escritor inglés que ha venido de la brumosa Albión por sus
ideas y que en un futuro será recordado como uno de los grandes genios de la
literatura anglosajona. Se llama George Orwell, más conocido por ser el autor
de la alegórica Rebelión en la granja
y la inquietante 1984.
Uno de los
libros que más influyeron para escribir estas dos obras anteriores fue Homenaje a Cataluña, publicada por
primera vez en 1938 y que narra su breve participación en la Guerra Civil
Española en el bando republicano desde el 26 de Diciembre de 1936 hasta Junio
de 1937. Aunque parezca inverosímil este libro ha quedado muchas veces relegado
frente a otros libros suyos, pero, es justo no olvidar que sus escritos
posteriores son claramente deudores de éste pues entre sus páginas podemos
observar el germen de sus ideas principales como por ejemplo la importancia que
le da a la libertad individual frente a cualquier totalitarismo. Junto con
otros libros pertenecientes a otros escritores extranjeros que combatieron en
la contienda hispana, se pude decir que Homenaje
a Cataluña es el que más hondo a calado en el imaginario público y el que
más sinceramente ha informado de esta guerra al mundo entero.
La Guerra Civil
Española le llegó a Orwell cuando tenía 33 años, encontrándose en ese momento
en un proceso de expiación intelectual y política, pues durante cinco años
había sido policía imperial en la antigua colonia británica de Birmania. Asqueado
de su anterior destino y queriendo corregir parte de su vida no dudó en acudir
a la llamada de la República española, que en esos momentos estaba siendo
asediada por un golpe de estado fomentado por las fuerzas reaccionarias y que
había comenzado un caluroso 18 de Julio de 1936. Así pues cruzó los Pirineos y
se plantó en Barcelona para luchar por la libertad. A diferencia de otros
extranjeros que también habían acudido no quiso encuadrarse en la Brigadas Internacionales pues no deseaba
acercarse mucho a ellas debido a su condición de comunistas, y es por ello que
prefirió alistarse en las milicias trotskistas del POUM en un cuadro integrado
casi esencialmente por españoles.
Con una
formación militar escasa, y extrañado por la actitud española con respecto a la
situación bélica, pero con el corazón henchido de orgullo sabiendo que estaba
realizando una gran labor, es destinado junto con su columna al frente aragonés
de la sierra de Alcubierre para impedir el avance de las tropas nacionales
hacia Cataluña. Primero estarán en las trincheras abiertas en las duras
estribaciones de Monte Pocero y Monte Trazo, y posteriormente será destinado al
otro frente oriental de Huesca en donde los republicanos están intentando tomar
la ciudad. Tras duras luchas contra el enemigo y contra el hambre en Mayo de
1937 es herido y trasladado a Barcelona. Pero la Ciudad Condal que él conoció,
llena de vida y experiencia libertaria ha desaparecido completamente pues los
Sucesos de Mayo de ese año, es decir la lucha y posterior purga de militantes
anarquistas y trotskistas del POUM. Es por ello que, desengañado por la
situación política del momento y temiendo por su vida decide abandonar España
con un sabor un tanto agridulce por no haber podido ayudar todo lo posible en
la guerra. Además de sentirse dolido al ver como las fuerzas de izquierdas se
matan entre ellas por ideologías contrapuestas en una especie de guerra civil
dentro de otra guerra civil más grande. De aquí nacerá su odio frente al
totalitarismo estalinista, que se verá plasmado años después en su fantástica
obra Rebelión en la granja.
Por tanto nos
encontramos, no solamente con un libro de memorias, sino con todo un testimonio
esencial para conocer la experiencia republicana en el frente de Aragón. El
estilo de Orwell para describirnos cualquier aspecto es casi periodístico, en
primera persona, juzgando de manera ecuánime a la vez que apasionada los
avatares que esta viviendo en aquella aventura en donde una bala puede acabar
con sus sueños libertarios. Nos describe con bella pluma, con una cercanía casi
de amigo, como era aquella Barcelona en la que bullía la vida anarquista y que
en esos primeros meses de la guerra se encontraba envuelta en una borrachera de
libertad que no tenía parangón en ninguna parte del mundo. Rápidamente siente
simpatías por aquellas gentes anarquistas e incluso defiende (cuando es posible
hacerlo) su valentía. Aunque también enjuicia de manera negativa la forma en
que la República está llevando la guerra, pues observa como los recursos con los
que cuenta son ínfimos y obsoletos no solo en la mini instrucción sino también
en el frente, donde carecen de armas, ropa, o comida. Orwell, al principio,
acude al combate con la idea de una especie de guerra de trincheras al estilo de
la Primera Guerra Mundial, pero pronto se lleva una desilusión al comprobar la
“peculiar” manera de combatir de unos y otros, aburriéndose a veces e incluso
pensando que aquello es una especie de opereta bufa. Nos describe como son sus
compañeros, como se vive entre tierra oscura, ratas y personas que muchas veces
no saben ni sostener un arma. Pero lo hace crítica ferozmente sino mostrándolo
todo con un estilo sereno y algunas veces con notas de humor que arrancan sin
querer una sonrisa al lector.
Pero lo que más
le dolió a Orwell fue su regreso a Barcelona tras ser herido. Aquí ya no es el
soldado que observa el devenir del día a día en el frente de manera curiosa,
sino que aquí ya se moja al constatar la triste situación en que se encuentra
su querida ciudad tras la lucha armada contra sus correligionarios del POUM. El
pesimismo, y tal vez el miedo a ser encontrado y fusilado por las fuerzas
comunistas, se sienten en cada línea del libro, produciendo una sensación de
derrota anunciada. Este hachazo demoledor a las ideas comunistas, más bien a
las imposiciones estalinistas, es lo que produjo que las primeras críticas al
publicarse el libro fueran de rechazo por gran parte de intelectuales y por
agentes del PCE que no deseaban que se conociera la profunda división existente
entre las tendencias izquierdistas.
Incluso hubo editores que desecharon la idea de publicarle en libro en sus
editoriales. Pero aun así Homenaje a
Cataluña siguió adelante, publicándose a duras penas, por lo que debemos
dar gracias al destino, ya que es el mejor libro para comprender como fue
aquella lucha a nivel del soldado raso republicano y como fueron aquellos meses
en que los comités libertarios dominaron Barcelona y soñaron con un mundo mejor
e igual para todos.
(También pueden leer mi reseña en Hislibris)