“He aquí que veo
a mi padre, he aquí que veo a mi madre, a mis hermanas y mis hermanos. He aquí
que veo el linaje de mi pueblo hasta sus principios. Y he aquí que me llaman,
me piden que ocupe mi lugar entre ellos, en los atrios de Valhalla, el lugar donde
viven los valientes para siempre.”
(El
Guerrero Número 13)
Un viejo adagio
afirma que la Historia la escriben los vencedores. Normalmente esto suele ser
normal, sobre todo en el caso de los vikingos. Hay que recordar que en la Edad
Media, y sobre todo en su comienzo, los guardianes del saber eran los monjes.
Por lo tanto si estos fueron atacados de continuo por razias vikingas es normal
que en sus escritos estos quedaran inmortalizados como demonios salidos del
infierno que venían a exterminar a la humanidad. Un ejemplo de ello es lo que
reflejó uno de los monjes que consiguió escapar del saqueo de la abadía de
Lindesfarne en el 793: “Este año los bárbaros llegaron del norte con sus
barcos. Eran como punzantes avispas, se propagaban en todas direcciones como horrendos
lobos, devastando, robando, saqueando y matando no solo animales sino también
curas, monjes y monjas. Llegaron a Lindesfarne, segaron todo rastro de vida,
profanaron los altares y se llevaron los tesoros del sagrado recinto”. Ese año fue el acto presencial de aquellos
guerreros que venían de las frías brumas del norte. Y por eso quedaron
retratados de esa manera, como si ninguna otra civilización hubiera cometido
actos de pillaje. Ello hizo que siempre les quedara el estigma de seres
violentos y sin pasión ávidos de sangre y riqueza. Tiempo después el
Romanticismo dulcificó su imagen y poco a poco con el paso de los años
historiadores y arqueólogos han ido sentando las bases de un nuevo relato
vikingo, más actual, en la que las ansias guerreras y comerciales se unificaron
mostrándonos una realidad distinta a la que nos habían acostumbrado los
temerosos monjes. Así pues les animo a acercarse de nuevo a la historia vikinga
a través del libro Breve Historia de la
Mitología Nórdica, escrito por Carlos Díaz Sánchez (Nowtilus, 2018) con el
que podrán degustar la rica cultura de estos pueblos norteños y sus fascinantes
mitos que tanto han influido en civilización actual.
La idea de los
dioses y su posterior conversión en religión institucionalizada no es un
proceso que se cree de la nada. Para ello ha de haber una sociedad organizada
que fomente el proselitismo entre sus ciudadanos. Carlos Díaz Sánchez, en su
libro, tras iniciar al lector en la historiografía nórdica lo lanza a conocer
cómo vivían los vikingos en sus asentamientos y cuáles fueron los adelantos marítimos
que les afianzaron como señores de los mares en los primeros siglos de la Edad Media.
Nos informa de cómo estaba estructurada la sociedad entre señores, las personas
libres o bondi, y los esclavos
tomados o bien en los saqueos propiciados en lejanas tierras o bien por
antiguos señores que habían caído en desgracia por cuestiones económicas o
legales. Los vikingos no decidían los hechos de la vida a tontas y a locas sino
que se organizaban en torno al thing
o asamblea plenaria en donde se tomaban diferentes tipos de decisiones ya fuera
para planificar nuevos emplazamientos o saber que rutas marítimas tomar para
buscar riquezas a través del comercio o del pillaje. El autor también nos
informa de cómo eran los centros religiosos, la mayoría en bosques sagrados y
como era el culto a la muerte que profesaban, como por ejemplo la famosa
ceremonia de quemar a un jefe determinado en una especie de barco para que
fuera directamente a la morada de los dioses.
Y, finalmente, en este punto, antes de adentrarnos en el mundo del más
allá, Carlos Díaz Sánchez nos aclara como eran los tipos de barcos que surcaban
los mares en pos de fortuna. La orografía del terreno escandinavo, montañoso y
en muchos casos helado, propició que esta civilización se lanzara al mar, a conquistarlo
con la intención, como ya he indicado antes, de comerciar y saquear. Para ello
crearon uno de los símbolos más importantes de su cultura: el temible navío
vikingo. Alargados, maniobreros, prácticos y desmontables para usarse tanto en
mar como en ríos, los distintos barcos que usaban se adaptaban a diferentes
usos fuera cual fuera la latitud. Por ejemplo tenemos el langskip (barco largo, también conocido como skeid) que usaban en acciones de guerra y saqueos rápidos. En
cambio para cuestiones comerciales de larga distancia tenemos los llamados Knörr que tenían una gran capacidad de
carga y material. Esta disparidad de tipos de embarcación nos lleva a pensar de
nuevo en la concepción de vida de un vikingo, es decir, en que no eran seres
infernales salidos de lo más hondo del infierno que no paraban en el hogar y
que solo vivían para degollar a otras personas. El hombre del norte era algo
más: granjero, comerciante y guerrero sin par.
A partir de este
punto es cuando ya nos adentramos en el meollo del libro: la religión y
mitología de los pueblos nórdicos. Ésta ha influido tanto en el acerbo cultural
europeo que hoy día sigue presente en nuestra cultura. Podemos leer sobre ella
en la literatura, como por ejemplo en la obra de Tolkien en el Señor de los Anillos; deleitarnos los
oídos con su belleza en las operas de Wagner; o disfrutar con la
espectacularidad de sus mitos en las propias películas y cómics de Marvel. Esta
Breve Historia que les presentó nos sumerge de lleno en lo más profundo de esta
mitología, desde sus orígenes al crearse el universo en el Ginnungagap hasta el
ocaso de los dioses con la llegada del Ragnarök. La religión nórdica se vio
fuertemente influenciada por la llegada de tribus germánicas a la península de
Jutlandia (hoy Dinamarca) y con ellos trajeron un sin fin de mitos y dioses que
cristalizaron en aquellas latitudes tan frías. Carlos Díaz nos enseña cómo se
crearon los dioses y los humanos, los nueve mundos anudados al Ygdrassil en
donde deidades, humanos o gigantes, luchaban y convivían por la eternidad y
donde moraba cada uno de ellos.
Los vikingos creían
que los dioses intervenían en todas las decisiones que tomaban y por ello los
invocaban continuamente. Dioses y hombres se necesitaban, unos porque tenían
que reafirmar su autoridad mientras que los segundos debían agradarles porque
soñaban con entrar en el Valhalla, al eterno banquete donde los aguerridos
guerreros combatirían por toda la eternidad. A través de las sagas y eddas
sabemos las andanzas de los dioses principales, ya fueran de la casta de los
Aesir o los Vanir, y disfrutaremos de sus hazañas e historias. Odín el
todopoderoso, el fuerte Thor con su martillo Mjollnir, el sacrificio del
gigante Ymir, la belleza de Freya, la carga de las valquirias, o las
ocurrencias del escurridizo Loki, son solo un ejemplo de las mil y una gestas
que nos trae este libro y que desde la antigüedad vikinga nos siguen encandilando.
Igualmente sabremos de las leyendas claves que corrían entre los fiordos y
conoceremos las increíbles aventuras de Beowulf y su lucha contra Grendel o la
espectacular hazaña que mantuvo Sigurd (Sigfrido) contra el temible dragón.
Breve Historia de la Mitología Nórdica,
es un apasionante viaje a los mitos vikingos. Unos mitos que tanto han
influenciado la cultura actual (si incluso el último God of War está ambientado en ellos) Sabremos de dioses,
brindaremos por las hazañas de sus héroes y temeremos la llegada del Ragnarök
acompañado del temible aullido de Fenrir el lobo. Así pues les animo a
adentrarse en un libro que nos da una nueva visión del mundo vikingo, más equilibrado
y justo en el modo en que estos contemplaban la vida y sus divinidades. ¡Skol!