"Los
jesuitas fueron los más decididos e inteligentes de las órdenes misioneras. Sus
misiones en Paraguay constituyeron el intento mas exitoso de conversión y aculturación
entre todos los indios sudamericanos."
(John
Hemming, antropólogo)
El año 1750 es una fecha de suma importancia
dentro de la historia de América, y más en concreto en la epopeya americana de
los españoles y portugueses desde el descubrimiento del continente allá por el celebérrimo
año de 1492. Ese año se produjo el Tratado de Madrid, ejecutado por su serenísima
majestad Fernando VI y por el Rey de Portugal Juan V, y en el que se estipula
una serie de repartos dentro del territorio del Paraguay. Ambos reinos tenían
territorios limítrofes en continuo litigio pues las fronteras en la zona de la
Colonia de Sacramento no estaban claras. Por tanto y gracias a este tratado se
fijan nuevas fronteras que curiosamente coinciden en gran parte con las actuales
del Brasil. Pero este repartimiento de tierras no fue tan sencillo como parece
a simple vista. En aquel territorio de Sacramento se alojaban una gran parte de
las reducciones jesuitas que tenían a su cargo la educación y control de los guaraníes,
oriundos del lugar. Debido al tratado entre España y Portugal un buen numero de
esas reducciones (unas siete en total) pasarían a engrosar la corona de
Portugal por lo que la jurisdicción de los jesuitas quedarían a merced de los
insaciables esclavistas siempre dispuestos y al acecho de mano barata de
trabajo. Como consecuencia ocurrió un levantamiento de estos enclaves guaraníes
produciéndose la denominada Guerra Guaraní entre 1752 y 1756 dirigida por el
cacique José (Sepe) Tiaraju. Acabó en desastre muriendo un total de 1700 indígenas
frente a españoles y portugueses. Años después en 1761 este tratado seria
revisado por otro, el llamado Tratado del Pardo en el que se anulaba el
anterior, no se entregaban las reducciones jesuitas orientales y la colonia de
Sacramento pertenecería a Portugal.
Este
es el preámbulo histórico que Juan Granados nos muestra en su última novela de
la serie de Sartine titulada Sartine y la Guerra de los Guaranies.
Nuevamente el autor retoma las peripecias de este aventurero a las órdenes del
Marques de la Ensenada para mostrarnos uno de los principales episodios de
nuestra Historia. Sartine se sumerge totalmente en este episodio que antes les
he nombrado y lo hace de una manera vibrante, entrañable y divertida haciendo
que el lector pase una lectura de lo más entretenida y agradable. El Marques de
la Ensenada esta preocupado con el tema de las reparticiones en el nuevo mundo
y antes de que se produzca el Tratado de Madrid decide enviar a su hombre de
confianza, Sartine, al Nuevo Mundo para tantear el terreno y ver en que
beneficia y en que perjudica este nuevo acuerdo entre España y Portugal. Por
tanto nos encontramos a nuestro héroe en las calidas y enigmáticas costas del
Paraguay embarcado en una de sus grandes aventuras. En estas no faltara ningún
elemento que haga que el lector se despegue del libro: misterios y leyendas
como las de la enigmática historia del Rey Nicolás e incluso de la milagrosa
Mesa de Salomón; aventuras al limite frente a indígenas y portugueses que no se
sabe por qué motivo han decidido que su presencia en aquella tierra no es
grata; episodios divertidos y chocantes en los que no faltaran claro esta ni
sus fieles camaradas siempre dispuestos a echarle una mano o una pistola en su
ayuda ni una deslumbrante mujer de rompe y rasga que hará que a más de uno se
le contenga el aliento.
Granados
vuelve con esta novela de aventuras devolviendo al género histórico toda la
fuerza y vivacidad de los grandes héroes, sean estos modélicos o unos
oportunistas que solo se mueven por el mero hecho de la aventura sin fin.
Sartine es el arquetipo del héroe de toda la vida que ante el riesgo y el
peligro extremo esboza una sonrisa, más peligrosa que el filo de una espada, y
se ríe en la cara de la muerte mientras salva a la heroína desdichada. No es un
hombre perfecto pero si un personaje inolvidable con el que correrán un sin fin
de tramas. Este gran acierto del autor con su personaje también esta propiciado
por la construcción y el estilo con el que están efectuadas las novelas de la serie
Sartine. Un estilo rápido, sin tregua, directo y sin textos alambicados. Todo
ello regado con un humor negro difícil de olvidar. A ello se le añade la
importancia que Juan Granados da al hecho histórico en esta novela en concreto
y en las precedentes. Sitúa sus escritos con un exquisito mimo enmarcándonos la
época con un rigor y didactismo impresionante. La aventura y la historia se
funden en estos apasionantes episodios sartinescos.
Les
recomiendo que se atrevan a echarle un vistazo al libro de Juan Granados, Sartine y la Guerra de los Guaranies,
publicado por Edhasa. Un libro entretenidísimo que no les dejara tiempo de
pensar pues no deja tregua al aburrimiento. Aprenderán sobre una época histórica
y se asombraran con las ocurrentes aventuras del mítico Sartine. Por cierto, y
a modo de colofón les indico que este episodio de los repartimientos de
Sacramento y sus reducciones jesuíticas, por si quieren ampliar la información
de esta humilde reseña, esta excelentemente reflejado en la inolvidable película
La Misión (1985), interpretada por
Robert de Niro. A lo mejor lo escrito por mi les ha sonado desde el principio
por el film. Es un buen complemento a la lectura de este excelente libro de
Juan Granados.