lunes, 10 de agosto de 2020

EL INVENTO DE UNOS MONJES QUE TUVO ÉXITO EN EL FAR WEST


Cuantas películas del Salvaje Oeste habremos visto y en cuantas habremos oído decir al barman que regenta el saloon del lugar decir al cowboy protagonista: “¡Aquí, forastero, solo servimos whisky!”. ¿Y quién le iba a decir a ese pistolero profesional, que aquel dorado liquido que sostiene en esos momentos entre sus dedos, tiene su origen siglos atrás, y que ya se hacía en lugares mucho más lejanos que el otro lado de río Mississippi? Pues sí, tendríamos que remontarnos a la misma Edad Media cuando en algunos monasterios los monjes, trasteando entre sus herramientas, conseguían el llamado aqua vitae (agua de vida),  que era el resultado del liquido que salía de sus alambiques. Con el tiempo esta expresión latina pasó en gaélico a denominarse uisge beata, y de ahí, de ese uisge pasó a usqua. Es fácil imaginarse que su transformación en la palabra uisqui era cosa que tenía que pasar con el tiempo. Caer por su propio peso, o mejor dicho por su propia pronunciación.