jueves, 21 de julio de 2022

CORSARIOS DEL NILO - Steven Saylor

 

El reluciente sarcófago, construido en oro macizo, tenía incrustaciones de piedras preciosas, destacando entre ellas aquella resplandeciente gema verde llamada esmeralda que se extraía de las montañas del sur de Egipto. El sarcófago brillaba bajo el parpadeo de las lámparas, un objeto de sobrecogedor esplendor y valor incalculable…

Lo bueno que tiene la Historia Universal es que a veces parece un gran parque temático de aventuras sin fin. Cada época nos sorprende, no existiendo ninguna igual aunque los parámetros iniciales sean parecidos: traiciones, glorias militares, asesinatos, bondades sin límite… Pero existe un periodo en el que todos estos elementos confluyeron de manera precisa, encajando sus hitos en un inmenso puzle histórico. Se trata de la crisis y posterior caída de la República Romana, iniciada en la época de Sila y finalizada con la muerte de Julio Cesar en el 44 a.C y posterior alzamiento de aquel Imperio de mármol fundado por el sobrino adoptivo del anterior, Octaviano, más conocido por Augusto. Muchos han sido los ensayistas que nos han introducido en aquel mundo, y sobre todo novelistas que igualmente nos han acercado el brillo de aquellos desfiles victoriosos, purgas sangrientas, conquistas gloriosas o amores épicos. Se me vienen a la cabeza, por citar algunos, la epopeya escrita por la fallecida Collen McCullough Señores de Roma, el díptico cesariano de Rex Warner, las cartas imposibles de Thorton Wilder en sus Idus de Marzo, o los shakesperianos discursos pronunciados en la maravillosa obra teatral Julio Cesar...”pero Bruto es un hombre honesto…”

Novelas inmortales que nos retrotraen a otro tiempo, pero que muchas veces adolecen de un grave problema. Y es que al pasar nuestros ojos por sus líneas y montar en la máquina del tiempo de nuestra imaginación solemos contemplar algunas veces no a meros hombres mortales sino a dioses de piedra inmaculada. Es decir muchos escritores no descienden al nivel de los ciudadanos de aquel tiempo. El verdadero nervio y ansia de la Historia Universal. Es por ello que agradecemos que a la terna de obras anteriormente mencionadas se le una también las escritas por Steven Saylor, sobre todo las relacionadas con el ciclo Roma Sub Rosa, que narra, a través de las peripecias del detective Gordiano, alias “El Sabueso”, la caída de la Republica Romana desde Sila (80 a. C) hasta el asesinato de Julio Cesar en el 44 a. C. El autor ya lleva muchos años publicando sus libros con un tempo cronológico preciso para cada acontecimiento histórico de entonces. Para quien no lo sepa Gordiano es un hombre ya mayorcito, ancho de hombros, recio, poco elegante que suele llevar los casos más comprometidos de altos dignatarios romanos, como por ejemplo Cicerón. Aunque a veces esos casos le lleven a vivir algunas otras aventuras en que la intriga y el peligro están a la orden del día. Vivir en la Palatino o en un barrio humilde de Roma (aunque una vez estuvo una temporada morando en un chalecito a las afueras) le permite conocer los entresijos de la vida mundana que hay a su alrededor. Gracias a ello Steven Saylor puede no solo mostrarnos el mundo del patriciado sino también adentrarse en las callejuelas más sórdidas de la Subura, conocer como sobrevivían el romano de a pie día a día, o introducirnos en las peligrosas tabernas de una encrucijada del Aventino. El estilo detectivesco de Gordiano y su familia, que a veces le acompaña en sus casos, no es pedante ni relamido, ni tampoco grosero en plan cine negro, sino más bien intermedio utilizando sobre todo lo que uno de los personajes de Mundodisco llamaría “cabezología” o sentido común. Por tanto en esta serie de libros comenzado por Sangre Romana, el realismo es impresionante, pudiendo ver los hitos históricos como por ejemplo la ya mencionada dictadura de Sila; la revuelta de los esclavos de Espartaco; el consulado de Cicerón y la conjuración de Catilina; el juicio contra  Celio Rufo, y las intrigas de Clodia y Catulo; el asesinato de Clodio y el juicio de Milón; o las guerras civiles entre Pompeyo y Cesar, posterior dictadura de éste último, e incluso su asesinato. A la vez que los personajes novelados como Gordiano y su familia van envejeciendo, pareciendo algunas veces que nos encontramos ante una crónica vívida de la crisis republicana.

Esta saga de novelas ha vendido a lo largo de los años cientos de ejemplares, pero con el tiempo el propio autor se ha cansado de vivir en la espesa sociedad romana. Así pues decidió dar un giro nuevo a su escritura y  hacer una nueva saga, más bien diría precuela, centrando su foco en las aventuras que viviera el joven Gordiano antes del 80 a. C. Steven Saylor las ha comenzado en el 93 a. C cuando cumple éste diecisiete años y decide hacer junto a su amigo el poeta Antípatro de Sidon un tour por el oriente del Mediterráneo. Se trata de la anterior novela Las Siete Maravillas. Ahora la editorial La Esfera de los Libros publica la segunda parte de esta precuela romana con Corsarios del Nilo en donde Gordiano, que ya está prometido con su esclava Bethesda (*Atención spoiler: en la posterior serie original de Roma sub Rosa, ya forman familia) se enfrenta a una dura prueba en donde no solo peligrará su vida sino también el amor que siente por su amada. Nos encontramos en el año 88 d. C y por todo el oriente se recrudece la guerra entre Roma y el rey Mitrídates del Ponto. En estos años, entre el 89 y el 88 es cuando este rey, hecho a prueba de venenos, obtiene sus mayores victorias en el Egeo y Asia Menor. El mundo romano en aquella zona se tambalea. En concreto en el 88 Mitrídates conquista la isla de Cos, obtiene el tesoro egipcio que había depositado en la isla y de paso secuestra al hijo del rey Ptolomeo que en esos momentos gobierna aquel don del Nilo conocido como Egipto. Y es precisamente en esos momentos en que ambos Ptolomeos, IX y X, cuando Bethesda, que está pasando unos días tranquilos con su amado Gordiano en Alejandría, es secuestrada y no porque la consideren un rehén importante sino porque es confundida con la esposa de un rico comerciante alejandrino. Para recuperarla nuestro protagonista ha de adentrarse en el mundo de aquellos piratas y mercenarios del Nilo y mediante su única arma, la inteligencia, sonsacar a sus captores para averiguar dónde está su amada esclava y rescatarla antes de que los captores pierdan interés por ella y la maten. Una carrera contrarreloj que hará que el lector no pierda detalle en ningún momento.

Como es normal Steven Saylor plasma en esta nueva novela, un buen número de datos históricos de primer orden, como las revueltas producidas por el conflicto sucesorio ptolomeaicos (menuda familia esta de los Ptolomeos); el robo del sarcófago de Alejandro Magno, que según parece era todo de oro y posteriormente fue fundido según nos informa Estrabón; o el entorno de las guerras provocadas por Mitrídates. Y a la vez el autor trufa toda su obra con todo tipo de detalles sobre la vida cotidiana en Alejandría, la composición de la ciudad, como eran sus barrios, las costumbres egipcias no solo en la ciudad sino también a lo largo del Nilo… un mundo apasionante al alcance de los lectores que deseen disfrutar de un thriller histórico de primer orden. En cuanto a lenguaje Steven Saylor, nunca fue un escritor de estilo alambicado, al contrario, el lector que se adentra en esta novela y en las otras de la serie observa que es sencillo, directo a la vez que entretenido. Sigue, por tanto, la máxima del clásico Horacio y del especial Keating: Enseñar deleitando.  Así pues lo único que me queda decirles es que se animen a leer Corsarios  del Nilo, que como dice el autor es una novela del Mundo Antiguo, que seguramente les cautivara y les animara a conocer a este peculiar detective romano. Se lo aseguro.

Y por cierto, antes de terminar… ¿sabían por que la saga de las novelas de Steven Saylor tiene el sobrenombre de Sub Rosa? Déjenme que les despida con esta curiosidad: según parece en el antiguo Egipto la rosa era uno de los emblemas del dios Horus, y por tanto una de sus advocaciones era ser el dios de los secretos. Así pues era norma y costumbre que se pusiera el símbolo de una rosa presidiendo todas las asambleas que se producían señalando que todo lo que se dijera allí era alto secreto. Es por ello que podemos traducir Roma sub rosa como “Roma bajo el secreto” o “Roma Secreta”, indicando que se nos va hablar de la otra Roma, aquella que muy pocas veces sale en los libros de Historia y que en verdad era el pulso vibrante de la Ciudad Eterna.

¿No les recuerda un poco de esto al Nombre de la Rosa?

También podeis leer mi reseña en la página de Hislibris:  https://www.hislibris.com/corsarios-del-nilo-steven-saylor/