lunes, 9 de diciembre de 2013

LAS VISIONES DE GEORGE WASHINGTON



En 1859 Wesley Bradshaw, editor de la revista National Stripes, entrevistó a un antiguo compañero de George Washington, Anthony Sherman, quien le contó que a principios de la Guerra de Independencia el primer presidente de los Estados Unidos de América tuvo tres visiones que le marcarían para siempre. Todo comenzó a principios de la revolución, en una tarde de invierno de 1777 en Valley Forge. Washington, estaba bastante atribulado por los derroteros de la guerra, y mientras intentaba escribir un mensaje sintió cerca de él la presencia de un “hermoso ser” que con voz misteriosa le dijo: “Hijo de la República, mira y aprende”. Acto seguido lo condujo a través de una neblina hasta un vasto espacio en el que se podían ver todos los continentes. Del mar surgió un ángel oscuro el cual roció unas gotas en el Océano Atlántico. Enseguida se formó un gran banco de niebla que acabó posándose sobre las Trece Colonias. De aquel misterioso vapor se podían oír los gritos y gemidos de los colonos. El significado era evidente: la Guerra de Independencia iba a devastar a la joven nación americana.

Anthony Sherman también cuenta que George Washington tuvo aquel día otras dos visiones más. En la segunda un espectro negro se acercaba desde África y extendía su sombra por todo Estados Unidos. En cuanto el halo negro estuvo por encima, todos los ciudadanos empezaban a luchar entre si, hermanos contra hermanos. Cuando todo parecía perdido un nuevo ángel, esta vez dorado, aparecía con una corona de luz en la que se podía leer “Unión”, y de manera majestuosa colocaba una bandera encima de la nación dividida mientras decía: “Recuerden, son hermanos”. La Guerra Civil Americana, que tuvo a la esclavitud como consecuencia principal, comenzó dos años después de la entrevista a Sherman.

La tercera visión era más intrigante, pues el futuro presidente estaba vez vio como muchos ejércitos provenientes de Asia, África y Europa devastaban el país con un arma que brillaba con “una luz como mil soles”. Este rápido resplandor envolvía a toda la tierra en una nube de terror. De nuevo surgió del océano un ángel pero esta vez roció de agua el continente americano, y al igual que las flores empezaron a brotar de la tierra un buen número de ciudades tras disiparse la oscura nube. Fue entonces cuando aquel “hermoso ser” se giró hacia Washington y con voz cristalina le dijo: “todo el mundo unido no triunfaría contra la república”. ¿Tal vez se trate de una futura Guerra Mundial y de las terribles consecuencias que pueden tener las armas nucleares?

Tras aquellas visiones, asegura Sherman, Washington se sintió elegido por la providencia para llevar a su país a la victoria contra los ingleses.