En justicia a
Galileo Galilei (1564 – 1642) se le puede considerar como padre de la
astronomía, la física, e igualmente de la ciencia moderna. Es decir uno de los
grandes sabios de la historia. Pero mucha gente al mismo tiempo desconoce que
gran parte de sus teorías estaban influenciadas por un fraile dominico español
llamado Domingo de Soto el cual escribió en 1511 una obra titulada Super octo libros physicorum Aristotelis
quaestiones. Parece ser que era consejero personal de Carlos V y que ya
antes de Galileo se atrevió a formular la teoría de los movimientos de los
cuerpos y la caída de los pesos.
El científico
italiano tuvo conocimiento de este libro en Roma cuando consiguió acceder a los
archivos que los jesuitas tenían en el colegio que Ignacio de Loyola fundó en
Roma. Allí pasó muchas horas leyendo y releyendo la obra de Domingo de Soto y
conversando con otros matemáticos de la orden. Lo interesante es que esto mismo
lo podía haber hecho en España pero en varias ocasiones sus peticiones de
ponerse al servicio de la corte española fueron desestimadas. Lo intentó
alrededor de tres veces durante los reinados de Felipe II, Felipe III y Felipe
IV. Por ejemplo en 1609 quiso vender un conjunto de telescopios al Consejo de
Guerra pero fue rechazado debido “a la escasa aplicación que podrían tener
estos instrumentos”. De igual manera lo intentó en 1612 y 1616 pero esta vez el
Consejo de Guerra alegó que en Castilla ya existían talleres que hacían lo
mismo que él les ofrecía. Verdaderamente, una oportunidad perdida.