lunes, 29 de septiembre de 2014

FELIPE II COMO SEGUNDA OPCIÓN



En 1559 se firmó la paz de Cateau-Cambresis, acabando de momento con la continua contienda entre franceses y españoles. En una de las cláusulas se estipulaba que la futura reina de España debía ser francesa. Esto no tendría que ser un gran problema, pues era evidente que Felipe II pensaba casar a su hijo Carlos con la hija del rey de Francia, Isabel de Valois. Era lo más normal pues ambos solo se llevaban un año de edad. Pero el padre, viendo que el príncipe de Asturias comenzaba a sufrir cierto tipo de demencia, y como no se podía echar atrás sobre lo firmado, decidió el mismo casarse con la joven, a la que sacaba nada más ni nada menos que ¡dieciocho años!. La boda se celebró en primer lugar por poderes aquel mismo año en París, y posteriormente de facto en Guadalajara al año siguiente. Pero como no hay mal que por bien no venga, ambos se compenetraron muy bien y tiempo después Isabel se convirtió en la madre de las dos hijas preferidas del monarca español: Isabel Clara Eugenia y Catalina Micaela. La reina murió de resultas de este último parto en 1568, curiosamente el mismo año en que también moría su primer pretendiente, el príncipe Carlos.