lunes, 29 de junio de 2015

MEJOR NO SE EMBARQUEN CON VIOLET JESSOP



En 1911 una joven llamada Violet Jessop, de 23 años, fue contratada por la prestigiosa compañía naviera White Start Line como camarera del transatlántico Olympic. Pero hay que decir que su experiencia laboral dentro del buque no duró mucho ya que el 21 de Septiembre de ese mismo año el barco chocó cerca de la isla Wight contra el HMS Hawke, quedando irremediablemente  inutilizado. Como curiosidad indicar que el Olympic ha sido el único transatlántico que ha tenido el honor de hundir un submarino durante la Primera Guerra Mundial. Pues bien, si a muchas personas esta experiencia les hubiera hecho tener dudas sobre la idea de  volver a embarcarse, Violet no las tuvo pues un año después, en 1912, volvía a ser contratada nuevamente por la misma compañía pero como camarera de primera clase de uno de los barcos más míticos y lujosos que han existido: el Titanic. Nuestra protagonista estaba encantada con volver a poner los pies en cubierta y conocer todas las maravillas que le habían contado sobre este barco. Pero al igual que un año antes, la desgracia parecía envolver a Violet ya que en la madrugada del 14 al 15 de Abril el Titanic colisionaba contra un iceberg en aguas del Atlántico Norte. Aun así, volvió a sobrevivir pues en cuanto se dio cuenta de que el barco se iba a pique subió rápidamente a un bote salvavidas. Llama la atención que antes de que el bote fuera descendido un oficial le entregó un bebe para que también se salvara. Al igual que otros fueron salvados tiempo después por el Carpathia, pero cuando estaban a bordo una mujer, la cual decía que era su madre, le arrebató aquel bebe y ni siquiera se digno darle las gracias por haberle salvado de las gélidas aguas.

Bueno, ya llevábamos dos naufragios. La empresa White Start Line ya debería tener más cuidado sobre a quién contratan. Pero parece que en Diciembre de 1915 Violet Jessop se presentó como voluntaria para ser enfermera en el barco Britannic. Y como es natural en estos casos, volvió a ocurrir una desgracia, ya que el 21 de Noviembre de 1916 explotó la cocina. Viendo el barco en peligro Violet se tiró al agua pero con tan mala suerte que al caer comenzó a ser succionada por las hélices. Cuando un bote se acercó a ella para recogerla  fue golpeada en la cabeza sin querer perdiendo en el acto el sentido. Parecía que iba a morir ahoga pero un superviviente consiguió izarla al bote salvavidas.

Aunque tiempo después, al final de la guerra, volvió a embarcarse de nuevo en el Olympic, parece que Violet estaba algo cansada de tantos viajes ( y tantas tragedias), y en 1950, cuando tenía 63 años dejó el servicio dejando como corriculum haber sido testigo de tres grandes hundimientos. Se retiró a un pequeño pueblo inglés, Great Ashfield, Suffolk, con la idea de olvidar todas las penas que había sufrido y también con la intención de alejarse lo más posible de la mala suerte que la acompañaba. Pero como podernos ver esta maldición no quería olvidarse de ella pues según nos cuenta el escritor John Maxtone Graham en su libro Titanic Survivor:
Una noche, Violet estaba en casa y su teléfono empezó a sonar en medio de una gran tormenta. Se levantó y cuando cogió el teléfono una voz de mujer preguntó por ella. Cuando se identificó, la mujer le dijo: “¿Es usted la misma Violet Jessop que salvó a un bebe en el Titanic?”. Ella contestó: “Sí, pero ¿quién llama en medio de la noche?”. La mujer se rió y dijo: “Yo soy ese bebe” y colgó”

Ser una superviviente del Titanic siempre le marcó, y aunque quería vivir tranquilamente cuidando su terreno  y vendiendo huevos a los vecinos, más de una vez fue molestada por curiosos que se acercaban a ver a la persona que había llevado su mala suerte a los barcos en los que había trabajado. Violet Jessop murió en 1971 víctima de una insuficiencia cardiaca.