Los moriscos en
la Edad Media, por lo menos en España, tenían una concepción muy peculiar de
los días de la semana. Según ellos, cada día tenía un significado y servía para
cosas distintas. El Domingo era cuando se debían plantar o construir casas o
ciudades ya que fue entonces cuando Alá creó la tierra de la nada; el Lunes en
cambio se debe caminar tranquilamente y acudir al mercado para negociar y comprar
víveres para la semana; los Martes es el peor día de todos ya que fue
precisamente entonces cuando Caín mató a Abel con una quijada de burro. Es por
ello que no se debe salir de casa porque si alguien quiere vengarse de ti ese es
el mejor momento para hacerlo, y si por el contrario eres tú el que se quiere
vengar puedes sentir una fuerza externa que te lleve a cometer esa vil acción;
los Miércoles, el buen musulmán, sigue estando en peligro porque es el día en
que Moisés abrió las aguas del Mar Rojo y ahogó a Faraón en sus aguas; los
Jueves, menos mal, podemos sentirnos más tranquilos debido a que es el momento
preciso si se tiene que pedir algún favor a alguien; Los Viernes es el día de
los casamientos, ya que está consagrado a la antigua Venus, diosa pagana del
Amor y de las casamenteras. Y finalmente el Sábado es el día de los engaños,
las traiciones y los subterfugios pues es la fiesta grande de los judíos. Como se puede ver los moriscos tenían una
semana de lo más variada y ajetreada.