lunes, 29 de octubre de 2018

BREVE HISTORIA DEL BARROCO - Carlos Javier Taranilla de la Varga


Después del invierno medieval llegó el Renacimiento con una nueva visión del mundo, del hombre y del arte. Las líneas son claras, luminosas, funcionales, a la moda de los antiguos. Todo parece diáfano hasta que a partir del siglo XVII algo empieza a cambiar en el mundo occidental. Europa es sacudida por el terremoto de la Reforma y su antagonista la Contrarreforma católica y aquellas líneas y pensamientos tan directos comienzan a curvarse y llenarse de una emoción religiosa que parecía desterrada un siglo antes. Asistimos al nacimiento de un concepto, una época, y una forma de pensar conocida universalmente como Barroco, que durara, más o menos, desde el siglo XVII hasta mediados del XVIII en el que de nuevo la diosa Razón y el Rococó acabará con el exceso de siglos anteriores. El tiempo que dura el Barroco es un tiempo fluctuante y algunas veces difícil de explicar por lo ornamentado y recargado que es, así que para ello es fundamental recurrir al ensayo Breve Historia del Barroco escrito por el especialista en Arte, Carlos Javier Taranilla de la Varga.

El barroco, apelativo despectivo utilizado ya en el siglo XVIII para designar aquello que no es clásico ni equilibrado, nace en Italia en un momento en que las espadas de los protestantes y católicos están en todo lo alto, a la vez que sirve de propaganda política para las nuevas monarquías absolutas que van naciendo en Europa. De ahí fue saltando a distintos países acomodándose a la coyuntura del lugar, pero casi siempre mostrando las mismas características en los distintos campos del saber, ya fueran artísticos (sobre todo) como funcionales, ya sea el caso de la política. Mientras que en el movimiento anterior todo era sobrio y directo, el barroco destaca por dar prioridad al sentimiento, la emoción y a todo lo desorbitado que emana de las entrañas del autor. Las líneas rectas del Renacimiento se curvan y existe una preferencia por romper la armonía buscando lo exuberante. Como ya he dicho, en el barroco importa el pathos, el sentimiento, que ahonde en el interior religioso de cada ser. Es por ello que lo podemos considerar, en ciertos momentos, como el arte de la Contrarreforma, como por ejemplo se pueden ver en las iglesias italianas o españolas, en las esculturas de amor desaforado al estilo del Éxtasis de Santa Teresa de Bernini, e incluso en el nacimiento de los famosos pasos de Semana Santa.

 El color de sus pinturas, claroscuros, la decoración excesiva y cualquier juego de artificio imaginativo también sirve al barroco para ser publicidad y exaltación de las monarquías y de los poderosos. He aquí como nuestro autor nos lleva de la mano a conocer aquellos Estados y como era el mundo que en ellos habitaba. Nos extasiaremos observando el lujoso mundo de Luis XIV y su gran siglo. Pasearemos por el barroco de Flandes, anglosajón, italiano e incluso encontraremos sitio en el español, a la vez que conoceremos los vaivenes  de autores e intelectuales como Bernini, Velázquez, Rubens, e incluso Shakespeare. Gran copia de ellos, sin duda alguna. Breve Historia del Barroco nos hace recorrer sus vidas y saber cómo era aquel arte para aquel nuevo mundo en donde la Guerra de Treinta Años, el siglo de Oro español, la corte versallesca del Rey Sol o la casa de Habsburgo convivían y se odiaban mutuamente. Un universo retorcido y vibrante que impregnó e hizo florecer al arte y la cultura en general alumbrando una nueva Europa en continuo crecimiento.