martes, 7 de julio de 2015

COMO CONSEGUIR QUE LAS PATATAS SEAN EL ALIMENTO NACIONAL



Después de la Guerra de los Siete Años, el rey de Prusia Federico el Grande tuvo que afrontar el problema de cómo alimentar a una población que debido al conflicto armado pasaba hambre. Pero no solo buscaba un alimento para las gentes desfavorecidas sino también un manjar barato con el que solventar este problema para siempre. Y después de mucho cavilar vio en la patata la solución a todos sus problemas. Así pues en el año 1774 promulgó una real ordenanza para que la patata fuera cultivada en su país. Parecía que todo estaba solucionado pero el cultivo de este tubérculo encontró en la masa popular su mayor enemigo pues consideraba a la patata como algo despreciable que “no se comerían ni los perros”.  Federico no podía utilizar la fuerza bruta con su pueblo ni obligarle a comer patatas, así que, como era normal en él, utilizó la inteligencia para combatir este prejuicio. Y lo hizo de esta manera: mandó a unos jardineros que plantaran unas cuantas patatas en un terrenito que tenía en palacio y dejó que unos soldados escogidos montaran guardia durante el día para evitar que se las robaran. Los campesinos, creyendo que si un alimento era vigilado continuamente debía ser muy valioso, se colaron por la noche en el huerto real y sin que los guardias no los viesen (tenían orden de mirar hacia otro lado), arrancaron todos los brotes para posteriormente plantarlos en sus propios huertos. De la noche a la mañana la patata se convirtió en el alimento oficial de Prusia. Es por ello que en la actualidad mucha gente tenga todavía la costumbre de depositar una patata en la tumba de Federico el Grande en el Palacio de Sanssouci en homenaje al verdadero Rey de las Patatas